No son habituales las obras de ficción atractivas que toquen lo paranormal y, al mismo tiempo, tengan un enfoque racionalista. Basta ver cualquier estante de novedades de una librería para comprobar lo contrario, especialmente en carne de los pobres templarios. La escritora de ciencia ficción y fantasía Connie Willis logró casar racionalidad y narrativa divertida en Tránsito, una historia sobre las experiencias cercanas a la muerte, y en Infiltrado, una novela corta sobre espiritismo. El riesgo de la ficción de tinte escéptico es que acabe siendo un ensayo crítico disfrazado en el que la voz del autor se imponga a la de los personajes y la trama hasta aplastarlos.
Cuando hace algo más de un año el psicólogo y novelista Ignacio García-Valiño (Zaragoza, 1968) me contó que estaba escribiendo una novela sobre lo paranormal y el escepticismo, me entró un escalofrío. No pude evitar temer que el resultado fuera un panfleto, como ya ha habido algunos. Una frase de la contraportada me tranquilizó nada más llegar El corazón de la materia a mis manos: «Ignacio García-Valiño sienta en el banquillo de los acusados a la fe, a la razón científica, a los creyentes y a los escépticos, en un juicio implacable en busca de la verdad de lo invisible». Sé que los textos de las cubiertas no suelen responder a lo que envuelven -como los trailers cinematográficos, son anzuelos-; pero en este caso esa frase refleja lo que sentí en algunos momentos durante la lectura: deseo de que ganaran los, para mí, malos y de que los buenos fracasaran.
El corazón de la materia es una novela de amor entre un físico subatómico y una arqueóloga proclive a dejarse seducir por lo irracional. La relación se rompe bruscamente y entonces él emprende una búsqueda que le lleva a asomarse al barranco de lo sobrenatural, a las profecías que se cumplen, al trabajo de los científicos que sueñan con publicar una investigación sobre percepción extrasensorial en revistas como Nature y Science. «La estupidez es letal», advierte uno de los protagonistas de esta novela, en la cual muchos personajes sufren en sus carnes esa máxima. No se pierdan la última obra de García-Valiño, quien en 1998 fue finalista del premio Nadal y en 2007 del Ciudad de Torrevieja. Se divertirán… y les dará que pensar: ¿qué hubieran hecho ustedes de ser el físico Lucas Frías y tener que elegir entre los principios de la razón y la amistad?
Ignacio García-Valiño: El corazón de la materia. Editorial Plaza & Janés. Barcelona 2008. 333 páginas.
Recesión publicada en Magonia el 16 de diciembre de 2008.