El escéptico detrás de Hilary Swank

Joe Nickell, durante una de sus intervenciones en el V Congreso Escéptico Mundial, celebrado en Italia en 2004. Foto: Alberto Villa.
Joe Nickell, durante una de sus intervenciones en el V Congreso Escéptico Mundial, celebrado en Italia en 2004. Foto: Alberto Villa.

Joe Nickell no se siente fielmente retratado en el papel que interpreta Hilary Swank en La cosecha. La razón no es que él sea hombre y ella, mujer. En este caso, el sexo es lo de menos. El problema es la evolución de Katherine Winter, el personaje interpretado por Swank. Es una misionera que ha perdido la fe, que se dedica a investigar milagros y que al final vuelve al redil tras toparse con lo que parece una serie de plagas bíblicas. Esa evolucióm está en las antípodas de lo vivido por Nickell. Como sabe cualquiera que haya leído sus libros o le conozca, investiga lo paranormal desde hace muchos años y nunca ha dado con pruebas de que exista algo más allá. Además, es un tipo divertido -sus bromas y chistes forman parte del programa oficioso de todo congreso escéptico- que no encaja con esos protagonistas atormentados, como al que da vida Swank, tan habituales en la pantalla grande.

«Me gustaron los primeros diez o quince minutos [de la película], cuando el personaje parecía estar haciendo lo que yo hago», ha dicho el veterano miembro del Comité para la Investigación Escéptica (CSI) en una entrevista publicada por la revista Fortean Times. Luego, a la misionera le empiezan a pasar esas cosas asombrosas que nunca le suceden a Nickell -ni suceden en la vida real a nadie, seamos serios-, pero de las que están plagadas películas como La cosecha. Alistair Strachan pregunta en FT a Nickell si el enfoque escéptico es anticinematográfico, y éste responde, acertadamente, que no. Obviamente, el punto de vista crítico acaba con el misterio, pero todo lo que rodea la investigación puede ser lo suficientemente apasionante como para mantener a alguien pegado a la pantalla durante un par de horas. Voy a poner un ejemplo basado en hechos reales, que dirían en Hollywood.

Imagínese que un grupo de personas, liderado por un personaje que asegura estar en contacto con seres de otros mundos, empieza a recibir cartas supuestamente firmadas por extraterrestres. Los autores de las misivas dicen que viven entre nosotros y que apenas se diferencian físicamente, y empiezan a transmitir información científica avanzada a los elegidos, algunos de los cuales llegan a recibir llamadas telefónicas de seres con voz gutural. Ante las dudas de sus recién captados seguidores, los alienígenas ofrecen una prueba: un platillo volante con su emblema en la panza sobrevolará una zona habitada un día determinado. Así ocurre y hay quien fotografía la nave. Poco a poco, hay ufólogos que comienzan a escribir libros sobre la historia, un enigma incuestionable para ellos. Pasan los años y, treinta después, el autor del engaño confiesa tras ser sometido a chantaje por un joven reportero esotérico. Todo es falso, dice el bromista, pero casi nadie le cree en la comunidad ovni. ¿No me dirán que no hay buena materia prima? Pues algo parecido a esto -me he tomado algunas licencias- ocurrió en España entre mediados de los años 60 y principios de los 90 del siglo pasado. Como dice Nickell en FT, los asuntos que él investiga, y de los que yo suelo hablar en esta web, pueden tener mucha carga dramática.

Hilary Swank, en 'La cosecha'.
Hilary Swank, en ‘La cosecha’.

Cuando Swank visitó España, para promocionar La cosecha, dijo que ella es «más creyente que escéptica» y que, para preparar su personaje, había leído «libros de desmitificadores que buscan razones científicas en los fenómenos sobrenaturales». Libros y revistas, porque entre el material del que se nutrió estaba The Skeptical Inquirer, tal como cuenta Nickell en un artículo recientemente publicado por el CSI, en el que dice que la actriz le causó una buena impresión durante la conversación que mantuvo con ella en un momento del rodaje. Además, recuerda como, en una entrevista concedida por Swank a un medio, habló de él como un hombre que «desmonta milagros. Para cada milagro que le traigas, él encontrará una razón científica por la cual no lo es». Dicho así parece una buena idea para una serie. Y original porque lo habitual es que los investigadores paranormales de la televisión, de dar con una explicación, sea sobrenatural.

Nota publicada en Magonia el 10 de mayo de 2007.


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