Cirujanos japoneses operan las líneas de las manos para cambiar el futuro

Palma de una mano, antes y después de la intervención. Foto: Clínica de Belleza Shonan.
Palma de una mano, antes y después de la intervención. Foto: Clínica de Belleza Shonan.

En una parodia sobre la homeopatía de David Mitchell y Robert Webb para el programa de humor británico That Mitchell and Webb look (2006-2010), un paciente ingresaba muy grave en un hospital alternativo y, en un momento determinado, un facultativo se daba cuenta de que tenía la línea de la vida muy corta. Para evitar el fallecimiento, otro médico tomaba una medida desesperada y sacaba a toda prisa un bolígrafo para alargar la línea de la vida del herido, quien, sin embargo, moría antes de que le aplicaran el tratamiento. ¿Ridículo? Sí, claro. Pero es que resulta que ya hay quien está haciendo algo parecido.

Por unos 850 euros, el cirujano plástico japonés Takaaki Matsuoka modifica en su clínica de Tokio las líneas de las manos de sus pacientes para que les cambie el futuro. Realiza la intervención, que dura entre 10 y 15 minutos, con un escalpelo eléctrico porque el efecto estético es mejor, ya que las líneas de las palmas no son rectas ni continuas. Dice que lo que los hombres quieren que retoque las relacionadas con el dinero mientras que las mujeres prefieren que trabaje en las del matrimonio o el amor.

«Si usted no tiene la línea del matrimonio, significa que muy probablemente no se case. Así que el trabajo del médico es crear una línea del matrimonio», ha declarado a The Daily Beast. Este cirujano, que no es el único en Japón que practica estas intervenciones, ha modificado las palmas de las manos de 37 pacientes desde enero de 2011, cuando empezó a hacerlo sin tener conocimientos de quiromancia. Ahora, aunque el cliente puede dibujar las líneas que quiere tener, Matsuoka, con sus conocimientos, da el visto bueno final al boceto para que propicie la buena fortuna. Las heridas, advierte, tardan en curarse un mes.

Siempre hay listos dispuestos a hacer negocio a costa de los muchos tontos que hay en el mundo. Como ante casos como éste -del que me enteré gracias al escéptico Jorge Buzzi- lo mejor es reírse, les dejo con la parodia de David Mitchell y Robert Webb, quienes ya pueden decir que son videntes:

Nota publicada en Magonia el 18 de julio de 2013.


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