González Pons resucita la ‘conspiranoia’ sobre el 11-M agarrándose a la película de Kathryn Bigelow

Esteban González Pons. Foto: Partido Popular de la Comunidad Valenciana.
Esteban González Pons. Foto: Partido Popular de la Comunidad Valenciana.

«En estos momentos, las Fuerzas y Cuerpos de seguridad y el Ministerio de Interior no tienen ninguna duda que el responsable de este atentado es la banda terrorista ETA», dijo el ministro Ángel Acebes a las 13.30 horas del 11 de marzo de 2004. Unos segundos antes había dicho: «Es absolutamente claro y evidente que la organización terrorista ETA estaba buscando un atentado que tuviese una gran repercusión, que generase dolor, que generase miedo, con un gran número de víctimas y, como he insistido durante estos días, ETA permanentemente estaba, en este momento preciso, buscando ese objetivo».

Tras la comparecencia del ministro de Interior, que seguí en El Correo por televisión, un compañero me lanzó una extraña pregunta. Dijo algo así como: «¿Ya será verdad?». Se refería a la autoría de ETA. Yo le respondí que, si el ministro decía que era ETA, sería porque tenía pruebas de ello, que un alto cargo del Gobierno -fuera del color que fuera- no se iba a arriesgar a mentir o hacer elucubraciones gratuitas cuando podía quedar en evidencia poco después. ¡Qué ingenuo fui! Aquella misma tarde, ETA desapareció del escenario del 11-M para dejar el espacio a Al Qaeda. Durante años, destacados dirigentes del PP y parte de la derecha mediática alimentaron la idea de que el Gobierno de Rodríguez Zapatero urdió una conspiración para ocultar a la ciudadanía que los atentados de Madrid fueron obra de los terroristas vascos y no de los islamistas. El tiempo y las pruebas les quitaron la razón una y otra vez, pero la indecencia de algunos parece no tener límites.

Ayer, nueve años y una sentencia judicial después, Esteban González Pons, vicesecretario general de Estudios y Programas del PP, desvinculó a Al Qaeda de los atentados de Madrid, ante las cámaras de Libertad Digital, porque no hay referencia alguna a los ataques del 11 de marzo en La noche más oscura, de Kathryn Bigelow. «En la película, que empieza con el 11-S, salen todos los atentados que tuvieron lugar como consecuencia del primer atentado de Al Qaeda. No sale el 11-M. Es curioso. Me parece un detalle interesante. Los guionistas norteamericanos o la CIA, que es la que ha filtrado la información con la que se ha hecho la película, no incluyen, entre los atentados practicados por el islamismo después del 11-S, nuestro 11-M», dijo. Y Federico Jiménez Losantos recalcó: «Es que no lo es. El problema es que la Policía española no haya investigado quién fue…».

La mejor respuesta a tanta estupidez la ha dado Javier Pedreira, Wicho, en Twitter: «González Pons confirma que existe la vida extraterrestre porque sale en ET«. No es ninguna bobada. La lógica del político conservador sería para tomársela a risa si no fuera porque es vicesecretario general del partido que gobierna España y hace, con estas declaraciones, un uso torticero de unos atentados en los cuales murieron 191 personas y 1.857 resultaron heridas. Partir de una ficción cinematográfica, por muy basada en hechos reales que esté, para reescribir la historia resulta patético. Cuando en 2004 el PP se vio apartado democráticamente del poder, urdió en colaboración con el diario El Mundo, la Cope y Telemadrid una teoría conspiranoica alrededor del 11-M que José Manuel Romero desmontaba magistralmente en 2007 en el reportaje «La fábrica de una mentira». La Justicia también puso en su sitio, en la sentencia del 11-M, a los dirigentes populares y a los periodistas que les habían hecho la ola:

«El argumento es falaz y parte de premisas falsas, con lo que la conclusión es, necesariamente, errónea.

Como en muchas otras ocasiones a lo largo de este proceso, se aísla un dato -se descontextualiza- y se pretende dar la falsa impresión de que cualquier conclusión pende exclusivamente de él, obviando así la obligación de la valoración conjunta de los datos -prueba- que permita, mediante el razonamiento, llegar a una conclusión según las reglas de la lógica y la experiencia». (Punto I. 2.1 de los Fundamentos jurídicos).

«Toma un dato aisladamente -la ausencia de él, en este caso- para, omitiendo cualquier otro que lo explique, elucubrar sobre hipótesis puramente imaginativas, pues carecen del más mínimo sostén probatorio». (Punto I. 2.1.1 de los Fundamentos jurídicos).

El tribunal presidido por el juez Javier Gómez Bermúdez da una magnífica explicación sobre cómo se fabrican conspiranoias, desde la de que el hombre no llegó a la Luna hasta la de los atentados del 11-M. Y el vicesecretario general del PP sigue esas instrucciones al pie de la letra en sus declaraciones a Libertad Digital: ignora todas las pruebas, coge un dato aislado -no se citan los atentados de Madrid en la película de Kathryn Bigelow sobre la caza de Osama Bin Laden- y convierte esa anécdota en la prueba definitiva que demostraría que el terrorismo islámico no tuvo nada que ver con los ataques de 2004. Un insulto a la inteligencia.

No es el de González Pons un caso asilado en el PP. Sigue la estela de José María Aznar («Los atentados del 11-M no sólo fueron ataques islámicos», dijo en la BBC en julio de 2006); Jaime Ignacio del Burgo («No se ha querido investigar el nexo entre ETA y los grupos islamistas del 11-M», sentenció en la comisión investigadora en junio de 2005); Eduardo Zaplana («La democracia española sigue sin saber quienes fueron los autores materiales y menos aún quienes estaban detrás de aquella masacre», afirmó en el Congreso en marzo de 2006); y, entre otros, Mariano Rajoy («No lo sé», respondía en febrero de 2007 cuando le preguntaban si ETA participó en los ataques). Aquí tienen una colección de citas populares alimentando la conspiranoia, que se interrumpe hace seis años. Una colección de indecencias.

Información publicada en Magonia el 20 de febrero de 2013.


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