El Códice Pray y la sábana santa

Miniatura del Códice Pray en la que, según algunos sindonólogos, se ve una representación de la sábana santa. Imagen: Biblioteca Nacional de Hungría.
Miniatura del Códice Pray en la que, según algunos sindonólogos, se ve una representación de la sábana santa. Imagen: Biblioteca Nacional de Hungría.

«El Códice Pray refuta el carbono-14», sentenciaba el jueves Pierluigi Baima Bollone, profesor de Medicina Legal de la Universidad de Turín y defensor de la autenticidad de la sábana santa, en las páginas de religión de La Razón. La sección es la adecuada porque no estamos ante una afirmación basada en el conocimiento científico e histórico, sino ante una profesión de fe, una más en la pataleta perpetua en que viven los sindonólogos desde que el radiocarbono demostró en 1989 que la reliquia turinesa fue hecha «entre 1260 y 1390 (±10 años), con una fiabilidad del 95%», y, por tanto, no pudo envolver el cuerpo de Jesús de Nazaret.

Baima Bollone rechaza, obviamente, los resultados del estudio de hace veintiún años, llevado a cabo independientemente por tres laboratorios, firmado por veintidós científicos en Nature y sobre el que no se ha publicado en ninguna revista científica un trabajo que lo desmonte. El médico italiano presenta, además, como prueba de lo poco fiable del análisis del radiocarbono varias dataciones erróneas de tejidos, pero se olvida -¿por qué será?- de recordar que esos errores son un número insignificante sobre el total de mediciones hechas. Es como si que haya habido algunos médicos asesinos implicara automáticamente que todos lo fueran. Pero con lo que ya se cubre de gloria es con su idea de que el Códice Pray respalda que el sudario ahora expuesto en Turín existía ya antes de la fecha establecida por el carbono 14.

El Códice Pray se encuentra en la Biblioteca Nacional de Budapest y data de entre 1192 y 1195. Pues bien, en una miniatura de la obra se ve lo que, según Baima Bollone y otros sindonólogos, es una representación de la sábana santa: la imagen superior de la ilustración corresponde al embalsamamiento del cadáver de Jesús y la inferior, a la entrada en el sepulcro de María Magdalena, María la de Santiago y Salomé para encontrarse con que el cuerpo ha desaparecido. El historiador José Luis Calvo explica, en un magnífico texto en el que desmonta la vinculación entreb el Códice Pray y el sudario de Turín, qué es lo que realmente hay donde los sindonólogos ven el santo sudario en la segunda escena:

Lo que los sindonólogos consideran que es la sábana santa (y eso que no aparece ninguna figura de Jesús por parte alguna) son tres objetos distintos, diferenciados por su ornamentación diferente: uno con una decoración de cruces rojas, otro con una decoración de formas geométricas en negro y una tela con decoración de cruces negras. Vuelvan a ver la imagen para comprobarlo. Las dos primeras (que son en las que aparecen los círculos que, supuestamente, se corresponden con los agujeros de la sábana santa) no tienen un aspecto similar a telas de ningún tipo. Son, posiblemente, un sarcófago de piedra y su tapa, según una representación tradicional en la iconografía cristiana que convierte el sepulcro excavado en la roca en un sarcófago.

La tela es de pequeño tamaño (posiblemente habría que relacionarla con el sudario que había estado sobre su cabeza del que habla Juan) y, por ello, tampoco admite identificación con la sábana santa. Las decoraciones con cruces, círculos y formas geométricas aparecen en otras miniaturas del mismo códice. Sin ir más lejos, el vestido de la mujer que está en el medio de las tres tiene una ornamentación con cruces negras, la decoración con círculos pueden encontrarla en el trono en el que se sienta Jesús en esta miniatura y la ornamentación geométrica combinada con círculos en el cíngulo del paño de pureza de Jesús en esta miniatura del Descendimiento.

Que el cuerpo de Jesús esté en la misma postura que en la sábana turinesa puede resultar sorprendente a quien no conoce la historia del arte. Sin embargo, «las características que los sindonólogos atribuyen a la figura de la sábana santa están presentes, en realidad, en numerosas obras de artes anteriores a su aparición en Lirey, es decir, corresponden a convenciones en la iconografía cristiana de la época», explica Calvo. Además, quienes vinculan el Códice Pray con la falsa reliquia destacan la existencia en la sábana santa del primero de los agujeros que hasta ahora se decía que había abierto la plata fundida del arcón donde estaba guardada la tela durante el incendio de la santa capilla de Chambéry del 4 de diciembre de 1532. Un problema menor en una sindonogía tan proclive a los prodigios que ya hace años resucitó a Willard Libby para que rechazara el resultado del análisis del radiocarbono. También puede ser que la divinidad hiciera retroceder en el tiempo hasta el siglo I una tela confeccionada en el siglo XIV y quemada en el XVI. Una vez aceptada la resurrección de un muerto, ¿qué hay imposible?

Nota publicada en Magonia el 16 de noviembre de 2009.


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