«El FBI parece probar que de verdad se encontraron extraterrestres en Roswell», dijo ayer José María Íñigo en No es un día cualquiera, en Radio Nacional de España. El periodista aseguró que, según un documento desclasificado, un agente llamado Guy Hottel informó en 1950 al director del FBI, Edgar Hoover, de cómo un investigador de las Fuerzas Aéreas sostenía que en Nuevo México se habían recuperado tres platillos volantes accidentados, ocupados cada uno por tres humanoides de menos de un metro de altura, «vestidos con tela metálica de textura muy fina». Según un informante de identidad desconocida, la culpa de que las naves extraterrestres se accidentaran la tenía «un radar muy potente» militar que interfería con el instrumental de los platillos volantes. Cuando Pepa Fernández preguntó a Íñigo de cuándo era la publicación de la información que estaba dando a los oyentes, éste le respondió: «¡De ahora mismo, de ahora mismo!». No es así, ni el documento era secreto hasta hace poco, ni es un reconocimiento de que se hayan recuperado cuerpos de alienígenas de platillos estrellados, ni tiene ninguna relación con el caso de Roswell.
El llamado memorándum Hottel -si quieren leerlo, pinchen en la imagen- es público desde finales de los años 70, desde poco después de que José María Íñigo se tragara en TVE los trucos de Uri Geller como una demostración de poderes paranormales. Consiste en un informe de una página dirigido el 23 de marzo de 1950 a Hoover por Guy Hottel, entonces responsable de la oficina del FBI en Washington. Dice:
La siguiente información se presenta a SA [tachado] por [tachado].
Un investigador de las Fuerzas Aéreas ha dicho que se han recuperado tres de los denominados platillos volantes en Nuevo México. Se han descrito como de forma circular con la parte central elevada y de aproximadamente 15 metros de diámetro. Cada uno estaba ocupado por tres cuerpos de forma humana, pero sólo un metro de altura, vestidos con ropa metálica de una textura muy fina. Cada cuerpo llevaba correajes similares a los de los monos de los aviadores y los pilotos de pruebas.
Según el informante [tachado], los platillos se encontraron en Nuevo México porque en esa región hay un radar del Gobierno muy potente que se cree que interfiere con los mecanismos de control de los platillos.
No se ha hecho ninguna investigación adicional por SA [tachado] sobre lo indicado aquí.
Ya en marzo de 2013 el FBI aseguraba que el archivo más popular de The Vault (La cripta), su repositorio digital abierto en 2011 con miles documentos que en algún momento fueron secretos, era el memorándum Hottel y explicaba sobre él:
En primer lugar, el memorándum Hottel no es nuevo. Fue difundido públicamente por primera vez a finales de los años 70 y fue publicado en la web del FBI varios años antes de la puesta en marcha de The Vault.
En segundo lugar, el memorándum Hottel está fechado casi tres años después de los infames acontecimientos de Roswell de julio de 1947. No hay ninguna razón para creer que los dos hechos están conectados. El archivo del FBI sobre Roswell (otra página popular) se publica en otra parte de The Vault.
En tercer lugar, como se señaló en una historia anterior, el FBI sólo ha estado ocasionalmente involucrado en la investigación de los informes sobr ovnis y extraterrestres. Durante unos años después del incidente de Roswell, el director Hoover ordenó a sus agentes -a petición de la Fuerza Aérea- verificar los avistamientos de ovnis. Esta práctica terminó en julio de 1950, cuatro meses después del memorándum Hottel, lo que sugiere que a nuestra oficina local de Washington no le preocupó lo suficiente esa historia de platillos volantes como para investigarla.
Por último, el memorándum Hottel no prueba la existencia de los ovnis; es simplemente una afirmación de segunda o tercera mano que nunca se investigó. Algunas personas creen que el memorándum repite un fraude que circulaba en aquellos momentos, pero los archivos del FBI no tienen información para verificar esa teoría.
El engaño al que apunta el FBI en las últimas líneas es, casi con toda seguridad, el fraude de Scully, llamado así por el periodista estadounidense Frank Scully, quien en marzo de 1950 publicó el libro Behind the flying saucers (Detrás de los platillos volantes), del que vendió 60.000 ejemplares. Scully contaba en la obra que Estados Unidos había recuperado desde 1947 tres platillos volantes y 34 cadáveres de sus tripulantes. Extraterrestres, por supuesto. El problema es que la narración se basaba única y excluivamente en lo que le habían contado dos consumados estafadores, según reveló el periodista J.P. Cahn en la revista True en 1952.
¿A qué viene entonces que Íñigo se haya hecho ahora el lío que se ha hecho y no haya dado ni una respecto al memorándum Hottel? Aventuro a que se debe a que Daily Express informaba el 5 de octubre a sus lectores de que ufólogos japoneses acababan de descubrir el memorándum Hottel y lo vinculaba con Roswell. De hecho, lo que cuenta el diario sensacionalista británico es prácticamente lo mismo que contó ayer Íñigo en No es un día cualquiera.
Nota publicada en Magonia el 26 de octubre de 2015.