En la noche del 10 al 11 de julio de 1985, Guipúzcoa fue escenario de una persecución de un ovni similar a la de Encuentros en la tercera fase en la que unos coches patrulla siguen a juguetonas naves alienígenas por las carreteras de Indiana. En el caso vasco, del que acaban de cumplirse treinta años, los ovnis no eran varios ni volaban a ras de asfalto, pero a su caza llegó a ir una caravana de ambulancias de la DYA y la Cruz Roja, coches de la Ertzaintza y de varias policias locales, y vehículos particulares. Al día siguiente, El Diario Vasco calificaba la comitiva de «auténtica procesión» y advertía de que todo parecía indicar que se trataba de «una falsa apreciación». El culpable de la confusión, apuntaba el autor del reportaje, habría sido Júpiter. El lunes pasado, sin embargo, El Diario Vasco recordaba el episodio diciendo que «hace treinta años cientos de guipuzcoanos pasaron la noche en vilo pendientes de una misteriosa luz que parecía una nave extraterrestre». ¿De verdad pasó algo misterioso aquella noche?
Todo empezó con una llamada de un lector a la redacción del periódico a las 22.30 horas del 10 de julio. «Aunque lo parezca, no le estoy tomando el pelo. Tome nota: estoy viendo un ovni encima mío, sobre una gasolinera cerrada que se encuentra en la carretera de Urnieta, entre Hernani y Tolosa», dijo el comunicante. Y añadió: «No llamo ni siquiera con la intención de que lo publique. Simplemente quiero señalarle que, aunque parezca mentira, veo una luz como el flash de una cámara de fotos, parte de un objeto esférico situado sobre el Adarra. El objeto se desplaza a intervalos, primero muy lento y luego rápido, a mucha más velocidad de lo que suele hacerlo un avión o un helicóptero». El diario avisó de los hechos a la central de la DYA para comprobar si había algo de cierto en la historia y, hora y media después, empezó la fiesta.
Hacia la medianoche, el personal de una ambulancia de la DYA dijo ver «una cosa rara en el cielo» sobre Antzuola, y desde la central les ordenador: «Seguid a esa luz hasta donde os lleve». La siguieron por el puerto de la Descarga hasta Urretxu y, en el cruce de Zumarraga con Legazpia, se les unió una ambulancia de la Cruz Roja que estaba en la zona. Ya en Legazpia, se sumaron a la persecución la Ertzaintza y la Policía Municipal, y pronto se pusieron también a ello coches particulares. Una ambulancia llegó a lanzar «destellos a aquel objeto, sin que se dignara a responder». Cinco horas duró la caza de la nave extraterrestre. Fernando Segura, el autor del reportaje, indicaba que un astrónomo aficionado que había visto el objeto decía que se trataba de Júpiter. «Al parecer -señalaba el periodista- en esta época del año es frecuente ver el planeta sobre nuestro cielo». Los voluntarios de la DYA que habían empezado a perseguir el ovni rechazaban tal posibilidad, y el reportero, por su parte, confirmaba que ningún radar había detectado aquella noche tráfico extraño alguno sobre Guipúzcoa.
Un grupo de amigos preparábamos aquel verano el lanzamiento de la primera publicación escéptica española, un fanzine cuya revisión hoy demuestra lo ingenuos y osados que éramos. No existía Internet, así que arreglábamos las cosas por carta y teléfono. Por fortuna, guardo todavía la correspondencia de aquella época, de los orígenes del movimiento escéptico español. En una de las cartas, del 8 de agosto de 1985, comentaba yo al ingeniero de telecomunicaciones Félix Ares que otro compañero, el geólogo Francisco Javier Pereda, me había mandado una recorte de periódico sobre un ovni visto en Markina. Le decía que sospechaba que se trataba de Júpiter, planeta que en julio Ares y yo habíamos visto desde Lerate (Navarra) y, después, él desde Guipúzcoa y yo varias veces desde Lekeitio (Vizcaya). Júpiter se localizaba aquellos días a medianoche hacia el Este en la constelación de Capricornio, comentaba yo ese mismo día en otra carta a Gabriel Naranjo, hoy miembro del Círculo Escéptico, a partir de lo que había visto y de las efemérides astronómicas que publicaba la revista Algo.
El ovni que persiguieron ambulancias, coches patrulla y particulares durante cinco horas por las carreteras guipuzcoanas en la noche del 10 al 11 de julio de 1985 fue Júpiter. No hay más misterio, como ya dijo un astrónomo aficionado a El Diario Vasco. Los detalles técnicos pueden comprobarlos en un textro que publicaba el miércoles Juan Carlos Victorio, autor del blog Misterios del Aire. Una vez que varias personas creyeron ver algo extraño en el cielo, la idea se contagió a otros sugestionables. Ha pasado muchas veces con Venus y también con Júpiter. Robert Sheaffer, astrónomo aficionado y crítico de la ufología, cree que el objeto que persiguió a Betty y Barney Hill, los protagonistas de la primera abducción, por las carreteras de New Hampshire (Estados Unidos) antes del supuesto secuestro fue Júpiter, excepcionalmente brillante el 19 de septembre de 1961. Aquella noche había dos luces junto a la Luna, Saturno y Júpiter, pero los Hill sólo recordaban haber visto el ovni y una estrella junto al satélite. Sheaffer sostiene que el matrimonio tomó uno de los planetas -Júpiter era el más brillante- por un platillo volante. El resto de su historia fue producto de la cultura popular, y los sueños y ansias de Betty por ver un ovni, como su hermana. Así que ya ven: Júpiter fue el culpable de la primera abducción.
Nota publicada en Magonia el 17 de julio de 2015.