Activistas de Greenpeace de Alemania, Argentina, Austria, Brasil, Chile, España e Italia causaron en la madrugada del lunes graves daños en las líneas de Nazca (Perú), durante una acción en la que colocaron un mensaje con letras gigantes, visible sólo desde el cielo, que decía en inglés: «¡Tiempo para el cambio! El futuro es renovable. Greenpeace». «Luego de la ilegal, inconsulta y premeditada acción del grupo ambientalista Greenpeace, se ha producido una grave afectación del área», señaló ayer el Ministerio de Cultura peruano en una nota.
Las figuras de Nazca fueron hechas entre 200 antes de Cristo (aC) y 600 por los habitantes de la región, mediante la traslación de modelos realizados a escala a grandes cuadrículas delimitadas con estacas y cordeles. Además de grandes líneas incluyen figuras propias de la iconografía de la cultura Nazca. Pedro de Cieza de León vio en el siglo XVI “señales en algunas partes del desierto que circunda Nazca”, pero la ciencia no las descubrió hasta que el hombre empezó a volar. Aunque se ven parcialmente desde las colinas próximas, los primeros en distinguirlas fueron pilotos militares y civiles peruanos, y arqueólogos como Toribio Mejía Xesspe, quien ya las investigó en 1927. Son Patrimonio de la Humanidad desde 1994, y parte de ellas ya ha sido mutilada por la autopista panamericana y las rodadas de todoterrenos.
Los ecologistas, liderados por el argentino Mauro Fernández, accedieron por la noche hasta las inmediaciones de la figura del colibrí, donde desplegaron las letras de amarillas de tela. Después, alardearon de su hazaña en Facebook, donde inmediatamente les respondió la Asociación Maria Reiche, que puntualizó: «Las líneas de Nazca están en un área restringida donde no está permitido entrar sin una razón. La figura del colibrí está aproximadamente a un kilómetro de la autopista más cercana con otras mil líneas entrecruzándose hasta llegar a esa zona. ¿Pueden asegurar que no hicieron ningún daño, considerando que llegaron a ese lugar cuando todavía estaba oscuro? El desierto de Nazca tiene una docena de figuras, pero miles de líneas aún más impresionantes».
Los responsables de Greenpeace respondieron, en la misma red social, que aseguraban que no habían hecho ningún daño porque «el mensaje fue escrito con letras de tela puestas sobre el terreno sin tocar las líneas de Nazca. Todo fue supervisado por un arqueólogo experimentado, que se aseguró de que no quedara ningún rastro». Sin embargo, un foto tomada en la tarde del lunes por el capitán Juan Carlos Ruiz -que pueden ver a la derecha- muestra «claramente los daños que han dejado las huellas» de la acción de los ecologistas cerca del colibrí. Los destrozos que los ecologistas pueden haber cometido en su caminata nocturna hasta ese lugar son, de momento, una incógnita.
«Esta zona, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad, es un área donde está estrictamente prohibido cualquier tipo de intervención, dada la fragilidad que rodea las figuras», destacó el Ministerio de Cultura peruano, que ha pedido a la Fiscalía de Nazca que investigue los hechos e impida a los activistas de Greenpeace abandonar el país. Las autoridades peruanas han exhortado «a la población en general a colaborar con la identificación de las personas que han cometido este atentado contra el patrimonio cultural de todos los peruanos y de toda la Humanidad». Espero que la Justicia castigue a los vándalos de Greenpeace como es debido.
Información publicada en Magonia el 10 de diciembre de 2014.