
Fortean Times se llama así por el escritor estadounidense Charles Fort (1874-1932), el primer ufólogo, mucho antes de que se vean los primeros platillos volantes en Estados Unidos, y también el primer defensor de los astronautas en la Antigüedad o alienígenas ancestrales. Al él deben su nombre los fenómenos forteanos, que comprenden los platillos volantes, los poderes paranormales, los artefactos arqueológicos extraños, las desapariciones misteriosas, las lluvias y muertes masivas de animales, los continentes perdidos y las civilizaciones desaparecidas, los monstruos, los milagros… Periodista autodidacta, dedicó buena parte de su vida a la recopilación de sucesos rechazados por la ciencia, un millar de los cuales reunió en El libro de los condenados (1919) y el resto en otros tres libros. «Era -explican en la publicación que lleva su nombre- escéptico sobre las explicaciones científicas, y denunciaba cómo los científicos argumentaban según sus propias creencias en lugar de a partir de las pruebas, y que ignoraban, suprimían desacreditaba u ofrecían falsas explicaciones a los datos inconvenientes». No me cuesta imaginátrmelo en feliz conversación con Enrique de Vicente, dejando con la boca más abierta de lo habitual al siempre impresionable Iker Jiménez.

Fortean Times ha creado su propio estilo, al margen de crédulos y escépticos. Un estilo en el que todos estamos a gusto. Digo todos porque no hay duda de que los partidarios de los fenómenos forteanos lo están, pero yo también. Al igual que escépticos como Benjamin Radford, subdirector de The Skeptical Inquirer, y el estudioso del mito ovni David Clarke. Como dice el primero, «elegir una historia favorita de entre las publicadas en Fortean Times es prácticamente imposible. ¡Son tantos años de asombroso trabajo!». Él se decanta por el estudio de la leyenda de los cuadros malditos de los niños llorones publicado por David Clarke en 2008; yo me inclino por el reportaje de David Sutton de 2006 en el que sacó a la luz que Gene Roddenberry, creador del universo de Star trek, trabajó en los años 70 del siglo pasado para un grupo que decía mantener comunicación con seres de otros mundos. Pero también están los reportajes dedicados al hombre polilla, Nikola Tesla, el chupacabras, los gusanos gigantes, los fantasmas, los reptilianos… La revista británica es una fuente de información crítica fiable a nada que seas capaz de distinguir los textos que merecen crédito de las locuras. Es fácil y compensa porque no sólo están bien escritos, sino magníficamente documentados.