Iker Jiménez es un divulgador científico riguroso, según los directivos de la Sociedad Española de Criminología y Ciencias Forenses (Seccif), que han invitado al director de Cuarto Milenio a que dé el jueves una conferencia en el Aula de Criminología 2010, que se celebrará en el Palacio de Congresos Conde Ansúrez de Valladolid. «Hablará unos 30 minutos de la divulgación científica criminológica en los medios de comunicación», me ha dicho una portavoz de la Seccif. Cuando le he comentado a mi interlocutora que a Jiménez no se le puede considerar divulgador científico, me ha dicho: «Va a explicar cómo compatibilizar el rigor científico con la audiencia en los medios de comunicación. Yo he visto el programa alguna vez y divulga ciencia e historia». Y cuando le he respondido que lo que hace la estrella mediática de Cuatro no es precisamente compatibilizar divulgación con rigor, sino todo lo contrario, me ha replicado que «él no dice mucho, que él presenta y los expertos son los que opinan».
Según informaba hace unos días El Mundo, y me ha alertado Gorka Castro, los organizadores del acto esperan contar entre la audiencia, calculada en 300 personas, con «los presidentes de los colegios de abogados y de médicos de Valladolid, Jesús Verdugo y José Antonio Otero, y la directora de la Agencia de la Comunidad de Madrid para la Reinserción del Menor Infractor, Carmen Balfagón». ¿Consideran los forenses y criminólogos españoles, y sus invitados, divulgación criminológica rigurosa convertir a un joven al que atropelló un tren en viajero en el tiempo, como hizo Jiménez en el caso de El Caminante de Boisaca? ¿O que, en ese mismo programa, el psiquiatra forense de guardia de Cuarto Milenio, José Cabrera, se refiriera a la víctima como alguien con «un retraso mental congénito» cuando era un estudiante normal y corriente? No me estoy inventando nada. Es sólo un ejemplo -hay muchos más- del rigor de que hacen gala los productos de la factoría Jiménez.
Nota publicada en Magonia el 30 de noviembre de 2010.