Habrá que ver en qué acaba el culebrón de Gliese 581g, cuyo descubrimiento se anunció hace dos semanas y ha dado lugar a uno de los más ridículos episodios de pseudoperiodismo científico recientes, con la invención de una señal inteligente procedente de ese mundo, y a una carrera demencial por ver quién dice la última tontería emprendida en Milenio 3, el programa de Iker Jiménez en la Cadena SER, que desembocó en un inminente primer contacto y un próximo fin del mundo tal como lo conocemos en 2012. Como ya publiqué aquí, la señal láser de Gliese 581g nunca existió y todo se debió a la imaginación de un ufólogo, al que copió un periodista, al que, a su vez, copiaron otros periodistas.
Tras publicar mi anotación, me enteré de que el bloguero Edgar Luis Gómez había escrito a Ragbir Bhathal, el científico que supuestamente había detectado la señal extraterrestre, y éste le había respondido:
«Sí, descubrimos algo que parecía una señal láser, pero no de Gliese. Fue a partir de la región de Tucanae.
A pesar de buscarlo durante bastante tiempo, no lo hemos vuelto a ver.
Lo hemos marcado con un gran interrogante.
La búsqueda de señales de láser desde el espacio exterior continúa.»
El artículo de Gómez «demuestra cómo debería ser el proceder de cualquiera al encontrarse con una anotación de este tipo, y más si trabaja en un medio de comunicación», escribió atinadamente poco después Javier Pedreira, Wicho. A pesar de que la historia de la señal láser ha quedado desmontada, no he leído todavía -quizá se me haya pasado- rectificación alguna en los medios que la vendieron como buena. Como ha dicho Eduardo Arcos, «el problema es que aún cuando quede aclarado más allá de cualquier duda que no existen pruebas algunas para asegurar que Gliese 581g tiene vida extraterrestre o que el pulso de luz que Ragbir Bhathal observó (pero no ha podido verificar) viene de otra región del espacio, seguiremos leyendo artículos sensacionalistas del tema. Es que vende más».