Es posible que David Trueba sepa de televisión; pero lo que está claro es que no sabe nada de ciencia. Lo demuestra hoy en su columna de la sección Pantallas de El País. El escritor y cineasta hace en «Bromear con cosas serias» un alegato conspiranoico antiantenas y antiWi-Fi, fundamentado en la comparación de churras con merinas y en el desconocimiento de cómo funciona la ciencia.
Empieza diciendo algo que todo periodista sabe, que hay estudios que concluyen lo que quieren quienes los han encargado: «¿A ustedes no les da la risa cada vez que se topan con las conclusiones de algún estudio científico? Si el estudio está encargado por los bodegueros españoles sabemos que un par de copitas de vino al día son saludables. Si está encargado por los productores de Pata Negra, sabemos que el Jabugo es bueno para el colesterol. Si el estudio lo presenta la patronal del videojuego, sabemos que los juegos de ordenador disparan la inteligencia emocional y los reflejos». Cualquier periodista sabe que éstos y otros ejemplos que cita el cineasta no son de «estudios científicos», sino de comunicados de los departamentos comerciales de empresas que persiguen que los medios piquen y les hagan publicidad gratis. No hay detrás ninguna investigación ni encuesta con valor demoscópico; sólo publicistas que pretenden vender más cerveza, jamón, condones o lo que sea.
A partir de ahí, Trueba dice que «luego están los estudios científicos que no salen nunca. Por ejemplo, nunca tendremos ni idea de si la exposición al teléfono móvil es causa de tumores cerebrales. Nunca entenderemos por qué las redes Wi-Fi se prohíben en lugares públicos de Francia por daños a la salud, pero aquí se fomentan desde escuelas y Ayuntamientos. Y aquello de si vivir cerca de antenas de telefonía o columnas de alta tensión es peligroso sólo lo sabremos cuando ya no tenga importancia. Así que cada vez que vemos un estudio científico nos arremangamos y esperamos a ver qué nos quieren vender». Diga lo que diga el columnista, los estudios científicos que pide existen, aunque él no los haya leído, y se han publicado en revistas con revisión por pares -no son el comunicado de la cervecera o la tabaquera de turno-, que es donde aparecen los resultados de las investigaciones científicas de verdad. Y las conclusiones son que ni el teléfono móvil causa tumores cerebrales, ni la Wi-Fi, ni las antenas de telefonía ni las columnas de alta tensión cuando se encuentran dentro de los márgenes permitidos dañan la salud.
El escritor saca todo esto a cuento porque El País nos informó ayer de los resultados de un estudio científico -de los de verdad, no de los que él califica de tales- según el cual vivir en España cerca de una central nuclear no conlleva un incremento del riesgo a sufrir cáncer. Trueba no se traga las conclusiones de ese trabajo como no se traga los de los, según él, estudios científicos de los productores de jamón y videojuegos. Compara churras con merinas, ciencia con propaganda, las conclusiones de una investigación realizada por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y el Instituto de Salud Carlos III con el comunicado de prensa del departamento de marketing de la cervecera de turno. Hace demagogia desde la ignorancia de cómo funciona la ciencia y utiliza para ello una privilegiada tribuna que usa irresponsablemente. Mejor que hable de televisión, que es para lo que le contrataron e igual de eso entiende.
Nota publicada en Magonia el 2 de junio de 2010.