La Universidad de Alcalá acoge una charla en la que se defiende que el 11-S fue un autoataque de EE UU

Cartel de la charla 'conspiranoica' sobre el 11-S que acogerá la Universidad de Alcalá.
Cartel de la charla ‘conspiranoica’ sobre el 11-S que acogerá la Universidad de Alcalá.

Un tal Alcor de Castilla, miembro de la Asociación por la Verdad sobre el 11 de Septiembre, defendió ayer en Alcalá de Henares la idea de que los atentados del Nueva York y Washington «fueron cometidos por agentes del Estado norteamericano en colaboración con las empresas armamentísticas, petroleros y de mercenarios». Nada nuevo. Los conspiranoicos llevan nueve años vendiendo esa versión de los ataques terroristas de septiembre de 2001, abrazada con pasión por autores españoles como Bruno Cardeñosa. Lo nuevo, lo preocupante, del acto de ayer es que tuvo lugar en un centro universitario. Me enteré a última hora de la tarde gracias a José Matías Gómez Arancón, un alcalaíno que siente, con toda la razón del mundo, «vergüenza ajena» ante el hecho de que la universidad de su ciudad acoja un acto de estas características.

He esperado para escribir estas líneas hasta confirmar que la conferencia se había celebrado. Cuando ayer recibí la información, ya nadie contestaba en los teléfonos del centro y tenía la esperanza de que a alguien en la dirección se le hubiera encendido la luz y hubiera suspendido el acto. No ha sido así, y la Universidad de Alcalá (UAH) se suma a la creciente lista de centros de educación superior que últimamente han abierto sus puertas a la más descarada charlatanería, como la de Valencia, en la que impartió una charla el también conspiranoico Rafael Palacios; la Camilo José Cela, donde Iker Jiménez ha dado lecciones de criminología; y la de de Castilla-La Mancha, donde la médium de Marylin Rossner celebró una sesión de espiritismo.

Un portavoz del centro madrileño me ha explicado que la UAH cedió el salón de actos de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura y Geodesia gratuitamente para una conferencia sobre el 11-S como lo hace para otro tipo de encuentros, y que no tenían idea de que se tratara de un acto conspiranoico. Cuando le he comentado que los organizadores mantienen que el 11-S fue un autoatentado, que «el artefacto que impactó en el Pentágono no fue un avión, sino un misil», y que «las Torres Gemelas fueron demolidas con explosivos», la responsable de la institución académica se ha asombrado y me ha reiterado que ellos no sabían que se tratara de algo así. Además, cuando le he indicado que los organizadores han incluido el logotipo del centro en los carteles, algo que da la impresión de que la Universidad apoya expresamente el acto, me ha respondido que no tenían permiso para hacerlo. La triste conclusión es que otra vez, basándose en un mecanismo de cesión de instalaciones que no presta atención a qué es lo que se va a hacer en ellas, el pensamiento mágico se ha colado en una universidad española.

Y no vale decir que cualquiera puede exponer las ideas en la Universidad porque para eso existe la libertad de expresión. No, la Universidad no es un espacio en el que todo tenga cabida, sino una institución cuyo objetivo es formar a las nuevas generaciones en los saberes científicos y humanísticos, y fomentar la investigación y el pensamiento críticos. Sé que no es así, pero una cosa es que la Universidad española no sea perfecta -ninguna de ningún país lo es- y otra que acoja actos que van contra el sentido común, fomentan la superstición, la incultura y la conspiranoia. Si me hubiera enterado antes de la conferencia de la UAH, me habría puesto en contacto con las autoridades académicas para informarles de la naturaleza del acto y pedirles su suspensión (lo que luego hicieran sería cosa suya, pero ya no podrían alegar desconocimiento); pero no ha podido ser. Esta vez me he enterado demasiado tarde.

¡Ah!, si ustedes todavía tienen dudas sobre los ataques de Nueva York y Washington, les recomiendo , la magnífica web 11-S: análisis crítico, en la cual Julio Plaza, Josué Belda y Pedro Gimeno desmontan las diferentes versiones conspiranoicas de los atentados de 2001.

Nota publicada en Magonia el 15 de abril de 2010.


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