La idea de que el hombre no pisó la Luna y todo fue un montaje estaba pidiendo a gritos un libro desde hace años. Es lo que yo creía cuando en 2001 Fox emitió el documental que relanzó la vieja polémica de ridículo origen y la NASA se echó atrás en la petición a James Oberg de que escribiera la obra. Pero no soy editor, a pesar de que se me ocurre un posible libro relacionado con el pensamiento crítico cada dos por tres. Por eso, la publicación de La conspiración lunar ¡vaya timo, del físico Eugenio Fernández Aguilar, me parece un acierto y más aún que haya coincidido con el 40º aniversario de la llegada del hombre a la Luna. Es, además, uno de los títulos de la colección escéptica de Laetoli a los que va perfectamente la coletilla ¡vaya timo!, no siempre acertada en otros casos y que, aunque graciosa, me da que puede echar para atrás a lectores dubitativos.
Visto lo visto este verano, cuando han salido partidarios de la conspiración lunar por todos lados, el libro de Fernández Aguilar es el tratamiento de choque necesario para quien cree que no llegamos a la Luna o que llegamos, pero se falsificaron las imágenes, como argumentan los más prudentes conspiranoicos. Escrito con humor, el autor desmonta, una a una, cincuenta argumentaciones habituales entre los negacionistas de los alunizajes, desde algunas relacionadas con la ignorancia de la física básica hasta otras que chocan con el sentido común del más ingenuo. Si alguien lee este libro y sigue creyendo que todo fue un montaje, es que no tiene remedio. Mi argumento preferido cuando sale la historia en una conversación de café siempre es el mismo desde hace años: la mejor prueba de la realidad de los alunizajes es que la Unión Soviética, que competía con Estados Unidos por la conquista del satélite terrestre, admitió su derrota. Para Fernández Aguilar, también es la prueba más evidente de la autenticidad de la gesta.
Sólo encuentro a esta obra dos peros menores: las fotografías que la ilustran y la tendencia del autor a dejar en algunos casos explicaciones en el aire. Las imágenes a todo color resultan imprescindibles para desmontar algunas pretensiones de los conspiranoicos y hay que felicitar a la editorial por haberlas incluido, rompiendo con su ausencia en obras anteriores. Lo que carece para mí de lógica es el diminuto tamaño de las fotos y esquemas, convertidos en poco más que sellos, cuando la NASA proporciona gratis imágenes en alta calidad de todas sus misiones espaciales. Por otra parte, la inclinación de Fernández Aguilar, profesor de Ciencias de Secundaria, a animar al lector a que complete su lectura en Internet es loable, pero no justifica dejar de ofrecer explicaciones diciendo que pueden encontrarse en tal o cual web, como pasa en ocasiones. ¿Y si estoy en el avión?, ¿y si estoy en la playa?, ¿y si no sé inglés o tengo fobia a Internet?
La conspiración lunar ¡vaya timo es el libro ideal para regalar a ese amigo o conocido que da pábulo a las tonterías de los fabuladores que ayer decían que no llegamos a la Luna y hoy sostienen que sí se piso, pero se encontraron allí ruinas alienígenas. Es una obra, además, que seguirá siendo de actualidad dentro de diez años y que, sólo por eso, ya merece un hueco en la biblioteca de todo interesado por la divulgación del pensamiento crítico.
Eugenio Fernández Aguilar [2009]: La conspiración lunar ¡vaya timo! Editorial Laetoli (Col. «¡Vaya Timo!», Nº 10). Pamplona. 167 páginas. 15 €.
Recesión publicada en Magonia el 3 de septiembre de 2009.