El mismo día en que he leído en la prensa que la Reina está en contra del matrimonio homosexual -un derecho civil básico- y el aborto, y de que es partidaria de que se enseñe en las escuelas la religión -sobra decir que la católica, apostólica y romana- porque «los niños necesitan una explicación del origen del mundo y de la vida», me entero gracias al periodista Sergio Eguia de que el Rey ha aceptado la presidencia de honor de un congreso sobre el Grial que se celebrará en Valencia del 7 al 9 de noviembre. El encuentro está promovido del Arzobispado de Valencia, el Cabildo Metropolitano Santa Iglesia Catedral de Valencia, la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir, la Real Hermandad del Santo Cáliz, la Cofradía del Santo Cáliz y el Centro Español de Sindonología, organizaciones imparciales donde las haya cuando se trata de cuestionar afirmaciones extraordinarias vinculadas a la religión.
Lo que más me ha llamado la atención es, no obstante, la participación de un tal Michael Hesemann que la organización presenta como un «antropólogo e historiador» que sostiene que el Grial valenciano es el origen de las leyendas artúricas y del que yo sabía hasta ahora sólo por sus desvaríos ufológicos. Porque Hesemann es un autor de bestsellers paranormales y, entre otras cosas, en los años 90 defendió a capa y espada la autenticidad de la película de la autopsia de Roswell de Ray Santilli, la muñecopsia que sólo se tragó quien quiso hacer negocio con ella. Ignoro en qué medida el resto de los participantes en el congreso valenciano son serios o merecen tanto crédito como Hesemann, pero la presencia de este último ya es suficiente para considerar el encuentro poco serio. De lo que no me cabe ninguna duda es de que los participantes -si no todos, la mayoría- defenderán la autenticidad de la falsa reliquia valenciana. Inexplicablemente, el Jefe del Estado da marchamo de seriedad con su presidencia honoraria a un encuentro en el que van a primar la pseudohistoria y la superstición sobre la historia.
Nota publicada en Magonia el 30 de agosto de 2008.