¿Encontradas las minas del rey Salomón en Jordania?

Montón de escoria excavado en el complejo de Khirbat en-Nahas. Foto: Thomas Levy / UCSD.
Montón de escoria excavado en el complejo de Khirbat en-Nahas. Foto: Thomas Levy / UCSD.

Indiana Jones estaría pletórico: un equipo internacional de arqueólogos anuncia hoy en la revista Proceedings, de la Academia Nacional de Ciencias de EE UU, el hallazgo de lo que podrían ser las minas del rey Salomón. Se trata de un complejo de producción de cobre de casi diez hectáreas en el desierto jordano al sur del mar Muerto. Se llama Khirbat en-Nahasruinas de cobre, en árabe-, comprende un centenar de edificios y data del siglo X antes de Cristo, según los últimos análisis mediante el carbono 14. «No podemos creer todo lo que nos cuentan los textos antiguos; pero esta investigación supone una confluencia de la arqueología, los datos científicos y la Biblia», ha dicho Thomas Levy, de la Universidad de California y director del grupo que excava el yacimiento desde 2002.

La Biblia y la arqueología son una extraña pareja. Como recuerdan Levy y sus colaboradores en Proceedings, el maridaje entre ambas vivió su Edad de Oro entre las dos guerras mundiales. Parecía entonces que los hallazgos arqueológicos respaldaban el Antiguo Testamento, que la ciencia confirmaba la validez histórica del libro sagrado. Su máxima expresión popular fue Y la Biblia tenía razón, libro de Werner Keller del que se han vendido desde 1955 más de 10 millones de ejemplares. El feliz emparejamiento de ciencia y tradición fue un espejismo. Desde los años 80, destacados historiadores han probado que casi todos los episodios históricos del Antiguo Testamento son fantasías y establecido que estas minas eran del siglo VII a C.

Levy y sus colegas plantean ahora que son del siglo X aC y, por tanto, habrían suministrado cobre al rey Salomón, quien vivió en esa época según la tradición. ¿Qué pruebas presentan? «No veo ninguna conexión entre Khirbat en-Nahas y Salomón», indicó ayer a este periódico Israel Finkelstein, arqueólogo de la Universidad de Tel Aviv y autor -junto con Neil Silberman– de La Biblia desenterrada (2001), obra que desmonta la historicidad del libro santo a la luz de la ciencia histórica. «Creer literalmente la descripción bíblica de Salomón es ignorar dos siglos de investigación bíblica», añade. Finkelstein y otros historiadores han concluido que, de haber existido y no ser una creación de los sacerdotes del siglo VII aC que inventaron en el Antiguo Testamento un pasado común glorioso para todos los hebreos, David y Salomón fueron, como mucho, líderes tribales y su Jerusalén, una pequeña ciudad. Quién controló la explotación minera de Khirbat en-Nahas es una incógnita, pero el equipo de Levy ha encontrado en el lugar escarabajos egipcios, la gran potencia regional.

No es la primera vez, ni será la última vez, que la arqueología se vincula a la Biblia con más fe que pruebas: en mayo pasado, arqueólogos alemanes anunciaron que habían encontrado en Etiopía el palacio de la reina de Saba, personaje legendario conectado con el rey Salomón; en agosto de 2004, un historiador británico presentó a la prensa la cueva donde Juan Bautista habría celebrado ritos iniciáticos; y en un museo israelí se expone una barca como en la que navegó por Jesús, simplemente porque fue descubierta en el mar de Galilea y data del siglo I. Siguiendo esa misma lógica, una capa roja de mediados del siglo XX en una granja de Kansas podría ser de Superman.

Reportaje publicado en Magonia el 27 de octubre de 2008 y en el diario El Correo el 28 de octubre de 2008.


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