«¡Mira, Mira»!, avisó Achille Zaghetti a su copiloto a las 20 horas del 21 de abril de 1991. Un objeto de color marrón y con forma de misil se había cruzado en su trayectoria y estaba peligrosamente cerca -a unos 300 metros- de su aparato, un McDonnell Douglas MD-80 de Alitalia con 57 pasajeros. Procedente de Milán, volaba a unos 6.700 metros y estaba a punto de aterrizar en el aeropuerto londinense de Heathrow. Desde tierra, les confirmaron que habían detectado el ovni en el radar a unos 18 kilómetros de ellos.
Los pilotos del MD-80 y los controladores aéreos no fueron los únicos sorprendidos aquella tarde por un extraño objeto. Un joven de 14 años declaró a una emisora de televisión haber visto un misil desaparecer entre las nubes. El Ministerio de Defensa (MoD) británico abrió una investigación y, tras descartar el lanzamiento de un proyectil desde una de sus bases, la cerró el 2 de julio. Veredicto: no identificado. Ayer, depositó en los Archivos Nacionales de Reino Unido 4.500 páginas de información secreta sobre éste y otros casos ovni, en la segunda entrega de este tipo en lo que va de año.
El suceso vivido por el avión de Alitalia -una carta al secretario de Estado de Defensa británico advierte de que la aeronave «casi colisionó» con el misil no identificado– es el más intrigante de todos los dados a conocer, según el experto David Clarke, de la Universidad de Sheffield Hallam y que colabora con el MoD desde hace años. Los responsables de Defensa perdieron, sin embargo, el interés por el incidente una vez excluido que el objeto fuera una amenaza para la seguridad nacional, su principal y única preocupación. «Es lo habitual en la política de defensa de Reino Unido», explicó ayer Clarke a Magonia.
El ovni de Canarias
Miles de personas vieron un ovni en el cielo de Canarias el 5 de marzo de 1979. Parecía un misil, a pesar de lo cual fue presentado por algunos conocidos ufólogos como una nave extraterrestre. Veintidós años después, Ricardo Campo, investigador del Departamento de Filosofía de la Universidad de La Laguna y miembro del Círculo Escéptico, y Vicente-Juan Ballester Olmos, de la Fundación Anomalía, demostraron que el causante del fenómeno había sido un misil lanzado desde un submarino estadounidense a unos 800 kilómetros al oeste del archipiélago. Campo cree, no obstante, que el suceso británico cuadra «a primera vista mejor con un posible bólido, un meteoro, que con un misil, que tendría que haber sido visto por mucha más gente desde tierra».
Lo mismo piensa Clarke. «Pudo ser un bólido, un trozo de roca del espacio quemándose en la atmósfera. Habría parecido a los pilotos un objeto alargado, con la forma de un misil. Es la conclusión a la que ha llegado mi colega Jenny Randles, que ha investigado el caso en persona», me indicó ayer Clarke, quien añadió que el hecho de que el suceso sea intrigante y esté clasificado por el MoD como inexplicado «no significa que sea inexplicable». Porque en su día, recordó, las autoridades militares «no pidieron la ayuda de meteorólogos y astrónomos que podían haberles ayudado a identificar el objeto».
Otro de los espectaculares casos sobre los que el MoD ha levantado el secreto es la persecución de un ovni por parte de un caza estadounidense. Ocurrió el 20 de mayo de 1957, en plena guerra fría, cuando el avión del teniente Milton Torres despegó de la base de la RAF en Kent tras haberse detectado en el radar un objeto no identificado, una posible aeronave soviética. Recibió una orden antes de despegar: derribar al intruso. El F-86 Sabre ascendió hasta los 10 kilómetros y persiguió al ovni guiado por su radar. «El blip era similar al que dejaba un B-52. Aquello tenía el tamaño de un portaviones», recordaba ayer el piloto en The Times. Seleccionó 24 cohetes y tenía el ovni a tiro por el radar cuando se esfumó. No sabe todavía lo que fue. Clarke sospecha que Torres pudo ser el conejillo de indias en una prueba de un proyecto secreto de la CIA de creación de ecos falsos de radar con los cuales confundir a los enemigos del otro lado del Telón de Acero.
Nota publicada en Magonia el 21 de octubre de 2008, basada en un reportaje publicado en el diario El Correo el 21 de octubre de 2008.