No hay hombrecillos verdes en los archivos secretos británicos

Dibujo hecho por un testigo británico de un avistamiento ovni. Imagen: Ministerio de Defensa de Reino Unido.
Dibujo hecho por un testigo británico de un avistamiento ovni. Imagen: Ministerio de Defensa de Reino Unido.

El Ministerio de Defensa (MoD) de Reino Unido depositó ayer en los Archivos Nacionales ocho informes sobre ovnis, hasta ahora secretos, relativos a observaciones registradas entre 1978 y 1987. La documentación desclasificada podrá descargarse gratuitamente de la web del MoD hasta dentro de un mes -luego habrá que pagar- y es la primera de los 160 documentos, acerca de 8.000 avistamientos, que va a hacer públicos el Gobierno británico en los próximos cuatro años.

La lectura de las reacciones en la prensa demuestra lo que era previsible: los archivos secretos británicos, al igual que los de otros países -incluida España-, no ocultan ninguna prueba de visitas alienígenas, en contra de lo mantenido durante décadas por algunos ufólogos. «La gran mayoría de avistamientos puede explicarse fácilmente», indicaba en la BBC hace unas horas David Clarke, de la Universidad de Sheffield Hallam. «No hay extraterrestres en estos informes», ha escrito en The Times el ufólogo Nick Pope, quien entre 1991 y 1994 trabajó para el MoD como analista de la información sobre observaciones de ovnis por si éstos suponían algún riesgo para la seguridad nacional. «¿Por qué, desde que empezaron las investigaciones, el MoD ha gastado tiempo y dinero en los ovnis? La respuesta tiene más que ver con los rusos que con los marcianos», dice.

Hay en la información hecha pública ayer casos achacables a fraudes y alucinaciones, además de los consabidos planetas, estrellas, satélites… Y también hay entre un 5% y un 10% de sucesos inexplicados, según Clarke, algunos de ellos, posiblemente, por los escasos recursos destinados a investigarlos. La falta de interés se justificaba en el hecho de que a los responsables de Defensa sólo les interesaban los ovnis por si podían suponer una amenaza para el país y, a menos que existieran pruebas en ese sentido, no se hacía el trabajo adicional de intentar identificarlos. «Durante la guerra fría, la principal amenaza procedía del otro lado del Telón de Acero, no del espacio exterior», recuerda el autor del recomendable Phantoms of the sky (1990).

Cabe esperar que los conspiranoicos de turno, personajes que viven de explotar la credulidad ajena, digan ahora que todo es un montaje para ocultar la verdad, como ha pasado siempre que la realidad, tozuda ella, les ha desautorizado.

Información publicada en Magonia el 14 de mayo de 2008.


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