La ufología se basa en testimonios. Por esa razón, uno de sus dogmas de fe es el de la sacrosanta veracidad del testigo. Hay pocas cosas que molesten tanto a los ufólogos como la duda acerca de la verosimilitud del relato de quien ha visto un platillo volante o entablado conversación con un extraterrestre. La reacción del investigador es siempre la misma: acusar al crítico de insultar y menospreciar al testigo, convertirlo en el enemigo del creyente por dudar de que los hechos sucedieran tal como han sido relatados (mejor dicho, tal como dice el ufólogo que han sido relatados). La verdad es que somos muy poco fiables como testigos y ya no les cuento si las circunstancias son extraordinarias, es de noche, estamos nerviosos o tensos, creeemos que estamos presenciando algo inusual… Ante todo testimonio extraño, lo primero que deberíamos preguntarnos es si las cosas ocurrieron como nos las cuentan o como creemos recordarlas. Esta variable es, sin embargo, sistemáticamente ignorada por quienes viven del tráfico de falsos misterios, unos individuos que limitan su actividad a recoger testimonios con los que luego comerciar.
Me he acordado de esta peculiaridad del mito de los platillos volantes después de ver Proyecto ovni: verdades y mentiras del fenómeno ovni en Andalucía, documental de Sami Natsheh que amablemente me ha enviado la productora Áralan Films. Preestrenado el 4 de junio en Sevilla y de 19 minutos de duración, el filme es un increíble y divertido recorrido por algunos casos ovni registrados en Andalucía. Increíble porque la mayoría de los sucesos lo son, aunque, si siguiéramos la máxima ufológica, tendríamos que creerlos a pies juntillas. ¿Ustedes conceden alguna verosimilitud a que en los años 70 entidades alienígenas entraran en contacto telepático a traves de la ouija con un grupo de aficionados a los ovnis y concertaran una cita con ellos en Canarias? Yo no. Me lo cuente quien me lo cuente.
Natsheh y su equipo han reunido un buen número de testimonios y, conscientes de que éstos son la materia prima de la ufología, juegan con ellos y con el espectador. No sé si Proyecto ovni será emitido por alguna cadena de televisión; pero es un producto que merece la pena. Sus autores han sabido captar, con humor e inteligencia, la esencia de la ufología. «El 95% de los testimonios son reales. El resto no», advierten al final del documental. Un aviso que deja en manos del espectador decidir qué testimonios corresponden a gente que cree haber visto ovni y cuáles no. Esa incertidumbre se da en todos los libros, artículos y documentales sobre el fenómeno ovni. El receptor del mensaje ufológico nunca sabe dónde están en cada caso el límite entre la realidad y la fantasía del testigo y del investigador correspondiente. Porque en la ufología, después de casi sesenta años, no hay otra cosa nada más que testimonios: ni fotos ni filmaciones de portentosas naves, ni restos de ovnis accidentados, ni muestras de ADN alienígena… Nada más. Sólo palabras.
Nota publicada en Magonia el 19 de julio de 2006.