Hubo una gran ciudad griega que se hundió en las aguas de un día a otro.Se llamaba Helike y estaba en el golfo de Corinto. Fue en 373 antes de Cristo (aC), pocas décadas antes de que Platón (429-347 aC) narrase la historia de la Atlántida en sus diálogos Timeo y Critias, cuando un terremoto y un tsunami acabaron con Helike. Era la capital de la Liga Aquea, compuesta entonces por doce ciudades griegas. Su santuario a Poseidón únicamente era superado en popularidad por el de Delfos, y tenía colonias en Asia Menor y el sur de Italia. En su día, la catástrofe se achacó -como en el caso de la Atlántida- a la ira de Poseidón por que los habitantes de Helike no habían regalado la estatua de bronce del dios a los colonos de Asia Menor o no les habían dejado usarla como molde para una propia. Al desastre de Helike hicieron referencia, entre otros, Pausanias y Ptolomeo, y, aunque los arqueólogos la han buscado durante décadas, no se encontró hasta hace poco. Lo hicieron Dora Katsonopoulou, de la Sociedad Helike, y Steven Soter, del Museo Americano de Historia Natural, en el verano de 2001.
Después de años de rastreo del subsuelo marino en el golfo de Corinto, el proyecto Helike acabó dando frutos gracias a que Katsonopoulou releyó los textos clásicos y concluyó que el poros en el que los autores decían que se había hundido la ciudad no sólo podía ser el mar, sino también una laguna interior; aunque hoy no existe en la región nada parecido a una laguna. A un kilómetro tierra adentro y a tres metros bajo tierra cerca de la población de Rizomylos, los investigadores hallaron los restos de una ciudad del siglo IV aC, debajo de una fina capa de arcilla con conchas de moluscos acuáticos. Lo más sorprendente es que, a 150 metros de la Helike clásica, los arqueólogos descubrieron una mucho más antigua -de entre 2600 y 2300 aC- que ya era una ciudad importante y mantenía contactos con la Troya de la época. Esta Helike de la Edad del Bronce, desconocida hasta ahora, también tuvo un final trágico y fue sepultada en el agua por un terremoto y un tsunami, como su sucesora.
¿Se inspiró Platón en la Helike clásica a la hora de destruir la Atlántida? Es posible que sí, que la proximidad temporal del hecho -ocurrió en 373 aC, en plena vida del filósofo- y el recuerdo de una gran ciudad griega castigada por Poseidón, y borrada del mapa de la noche a la mañana, le sirvieran de materia prima para un bello relato legendario. Pero nunca lo sabremos con certeza.
Nota publicada en Magonia el 14 de septiembre de 2005.