¿Fueron un gran terremoto y un tsunami ocurridos hace 12.000 años en el Estrecho de Gibraltar la inspiración de Platón (429-347 antes de Cristo) a la hora de destruir la Atlántida? El geólogo francés Marc-André Gutscher, de la Universidad de Bretaña Occidental, cree que sí. Argumenta, en el último número de la revista Geology, que la catástrofe descrita por el filósofo griego puede corresponder al hundimiento de una isla situada frente a Tánger, «aunque eso no implica que la Atlántida haya existido».
La leyenda del continente perdido nace a mediados del siglo IV aC, cuando Platón la recoge en dos de sus diálogos, Timeo y Critias. Cuenta el sabio que, hace unos 11.000 años, se desarrolló en la gran isla de la Atlántida, más allá del Estrecho de Gibraltar, una rica civilización que revestía las fachadas de los edificios de su capital con metales preciosos y cuya flota navegaba por todos los mares. Cegados por la ambición, los reyes atlantes se lanzaron a la conquista del Mediterráneo oriental y fueron derrotados por Atenas. Zeus los castigó por su corrupción y la isla se hundió en el océano en un día y una noche.
Gutscher cree que la catástrofe literaria pudo tener su origen en uno de los terremotos y tsunamis que se dan en el Estrecho cada 1.500 ó 2.000 años, según los registros geológicos. En el último, ocurrido en 1755 y que destruyó Lisboa, las olas alcanzaron los diez metros de altura. El investigador ha encontrado en el lecho marino -en lo que se conoce como el banco de Espartel, frente a Tánger- un depósito de sedimentos sacudidos por un seísmo submarino hace 12.000 años. La idea de que la isla de Espartel, ahora a 60 metros bajo el mar, pudo ser la Atlántida la propuso en septiembre de 2001 el geólogo francés Jacques Collina-Girard. Según él, la masa de tierra emergida habría tenido 14 kilómetros de longitud. Los sondeos en los que se basa Gutscher achican la isla hasta los 5 kilómetros de largo y no han detectado rastro de estructuras hechas por el hombre. «La cuestión sigue abierta: ¿estuvo la paleoisla de Espartel habitada hace 12.000 años?», se pregunta al final del artículo.
Si nos referimos a una civilización como la de la Atlántida platónica, no. Hace 12.000 años, no había en el mundo ningún imperio; sólo tribus de cazadores recolectores. No existía nada remotamente parecido a la Atlántida ni a Atenas porque no había ninguna ciudad. Por eso la mayoría de los historiadores considera el relato del filósofo una ficción, con fines moralizantes, en la que la corrupción humana desemboca en un castigo divino.
Platón habría confeccionado la fábula con una mezcla de elementos míticos e históricos. Así, parte de la descripción de la Atlántida -el núcleo urbano ordenado en anillos y la riqueza de minerales- puede corresponder con Tartessos, la cultura que se desarrolló en el sur de la Península entre VIII y VI aC. El conflicto armado sería una reedición de las guerras médicas (498-479 ac), en las que los griegos derrotaron a los invasores persas. ¿Y el catastrófico final?
Hubo una gran ciudad en el golfo de Corinto, en Grecia, que desapareció bajo las aguas en un día y una noche después de un terremoto y un tsunami en 373 aC, en tiempos de Platón. Se llamaba Helike, fue capital de la liga aquea y su catastrófico final consternó al mundo griego: sus restos se descubrieron en 2001.
Reportaje publicado en el diario El Correo y en Magonia el 16 de agosto de 2005.