La amenaza de los ‘chemtrails’

Ilustración: Iker Ayestarán.
Ilustración: Iker Ayestarán.

Si tumbado boca arriba en la playa o el monte ve una estela de avión que cruza el cielo azul y no es consciente del riesgo que corre, es que no sabe lo que son los chemtrails (estelas químicas). Los obsesionados con las conspiraciones sostienen que muchas de esas algodonosas formaciones aparentemente inofensivas que dejan tras de sí los aviones contienen sustancias químicas para esterilizar a parte de la población, provocar epidemias, controlarnos mentalmente, acabar con la evolución humana…

«El viernes y el sábado la fumigación mediante chemtrails ha sido masiva en Madrid y Valencia: el cielo estaba completamente cubierto. Mucho me temo que nos han lanzado la gripe porcina», escribía el 27 de abril en su web Rafael Palacios, conspiranoico español que defiende que Israel estuvo detrás de los ataques terroristas 11-S. Para él, esas estelas forman parte de una operación que persigue, entre otras cosas, provocar una epidemia e implantar la ley marcial en Estados Unidos. Menos mal que siempre nos quedan los extraterrestres. «Las imágenes de ovnis al lado de los aviones haciendo chemtrails son numerosísimas, lo que nos hace concebir esperanzas de que la solución puede venir de nuestros hermanos mayores», dice.

La amenaza de las estelas químicas empezó a denunciarse en EE UU a finales de los años 90 y se expandió rápidamente gracias a un programa radiofónico sobre lo paranormal, el de Art Bell, que se emitía de costa a costa. «Después de los empastes de amalgama metálica, éste puede ser, sin duda, el segundo caso de genocidio consentido y descarado de la historia moderna de la Humanidad. No sólo metales pesados es lo que fumigan. Ojalá fuera eso. Se ha encontrado microvida desconocida inyectada en glóbulos rojos humanos muertos y partículas nanotecnológicas con órdenes de actuación selectivas y genéticas. Por eso no enferma todo el mundo, ni todo el mundo que enferma lo hace en el mismo grado o (con la misma) sintomatología», escribía hace unos meses en un foro español sobre los chemtrails un internauta que añadía, por si lo antes dicho fuera poco, que «las antenas de telefonía son más que eso y pueden actuar en el control mental».

Agua congelada

Los chemtrails son, para los meteorólogos, contrails, simples estelas de condensación. Éstas se forman tras los aviones que vuelan a unos 10.000 metros cuando el vapor de agua que sale del motor se congela y los cristalitos de hielo dan lugar a un haz blanco. Los partidarios de la conspiración argumentan, sin embargo, que los peligrosos chemtrails se diferencian de los inocuos contrails en que duran más, tienden a darse en concentraciones, pueden ser de colores…

Los meteorólogos aducen que las características de las estelas de condensación varían según las condiciones ambientales. Pero, claro, ellos forman parte de la conspiración, como cualquiera que no entienda a qué viene fumigar desde miles de metros, cuando para lograr efectos sobre la gente tendría que hacerse desde baja altura -como ocurre con el agua que se lanza para apagar incendios-, y qué sentido tiene hacerlo sobre mares y desiertos. ¿No sería más barato, efectivo y lógico envenenar al personal a través del suministro de agua?

Reportaje publicado en el diario El Correo y en Magonia el 16 de agosto de 2009.