
¡Es una magnífica noticia! Conozco el premio de Randi desde su nacimiento y, además, me involucré personalmente en una versión anterior en la que gente de todo el mundo nos comprometíamos por escrito a aportar cada uno un mínimo de 1.000 dólares a un fondo común, gestionado por el ilusionista. En enero del año pasado, el anuncio de la suspensión del reto me dejó un amargo sabor de boca. No íbamos a poder seguir diciendo al charlatán de turno: ¡demuéstrelo o cállese! Por fortuna, al final, podremos seguir invitando al zahorí, vidente o lo que sea a que pruebe sus poderes en condiciones controladas y como compensación, además del reconocimiento mundial, gane un dinero que, si quiere, podrá donar a una ONG.