
Los nueve arrestados en la Operación Bola de Cristal pertenecen a una familia de gitanos estadounidenses que tiene una cadena de tiendas esotéricas en el sur de Florida. Pedían a sus víctimas dinero y joyas para lavarlos y liberarles así de presuntas maldiciones que, de lo contrario, se cebarían con ellos. Y les prometían que después les devolverían todo, pero nunca lo hicieron. Así timaron los 20 millones a la novelista, que ha admitido la estafa en un correo electrónico enviado al periódico. Entre sus víctimas, hay, además, una mujer con un tumor cerebral a la que prometieron que recibiría energía positiva, un japonés que les dio 496.000 dólares y un danés que les envió 186.000. Gracias a los bienes de sus clientes, los brujos vivían a todo lujo.
La cabecilla de la red, Rose Marks, de 60 años, se podría enfrentar a 27 años de prisión y sus cómplices, a más de 14. El abogado de los acusados ha indicado que la lectura de la fortuna es un negocio legal y que sus clientes sólo daban consuelo a personas desesperadas.