El Pentágono temió en julio de 1947 que los primeros platillos volantes fueran ingenios de una potencia enemiga. Descartó tal posibilidad –y también su origen extraterrestre– pocos años después, y entonces los servicios de espionaje de Estados Unidos empezaron a utilizar los ovnis para encubrir sus propias actividades. Ahora, la Marina sospecha que países como China y Rusia pueden estar detrás del aumento registrado desde 2014 en los fenómenos aéreos inexplicados (UAP por su siglas en inglés) observados sobre sus instalaciones.
Comienzo del reportaje publicado en el diario El Correo el 20 de mayo de 2019.