El telescopio Allen vuelve a buscar señales de radio de extraterrestres

Antenas del telescopio Allen. Foto: brewbooks.
Antenas del telescopio Allen. Foto: brewbooks.

Hibernación. Es la palabra que eligió en abril Tom Pierson, director del Instituto SETI, para describir el estado en el que entraba el telescopio Allen (ATA), el más importante del mundo dedicado a la búsqueda de inteligencias extraterrestres. El mantenimiento de la instalación, un conjunto de 42 antenas parabólicas situado a 450 kilómetros al norte de San Francisco, cuesta 2,5 millones de dólares anuales y no había dinero para que siguiera funcionando después de los últimos recortes de fondos federales y estatales. Pierson confiaba en que la medida fuera temporal y en 2013 las antenas de este radiotelescopio volvieran a intentar escuchar a ET. Por fortuna, no ha habido que esperar tanto.

«¡Gracias a todos los que nos han ayudado a alcanzar el objetivo de volver a conectar el ATA! Estén atentos a las actualizaciones. Estamos descubriendo más planetas como la Tierra cada día, por lo que ahora es más importante que nunca buscar vida extraterrestre. Una contribución suya, hoy, financiará los rastreos del telescopio en busca de signos de inteligencia más allá de nuestro Sistema Solar», puede leerse en la página abierta para donaciones por el Instituto SETI.

La reconexión del ATA ha sido posible gracias a los 200.000 dólares donados en las últimas semanas por más de 2.200 personas, incluidos Jodie Foster, protagonista de la película Contact, y el autor de ciencia ficción Larry Niven. «Soy una SETIStar porque, al igual que Ellie Arroway (el personaje que interpretaba en el filme), creo que el ATA debe seguir funcionando y tenemos que volver a rastrear los nuevos mundos descubiertos en busca de  signos de inteligencia extraterrestre.  En Contact, el libro y la película de Carl Sagan, uns señal de radio procedente de un lejano sistema estelar termina con aislamiento cósmico de la Humanidad y cambia nuestro mundo. El telescopio Allen podría convertir la ciencia ficción en realidad científica, pero sólo si busca en los cielos. Apoyo el esfuerzo de sacarlo de la hibernación», afirma la actriz.

50 años de búsqueda

El telescopio Allen se llama así en honor a Paul Allen, cofundador de Microsoft, quien ha donado más de 25 millones de dólares al proyecto. Entró en funcionamiento en 2005 y está gestionado por el Instituto SETI y la Universidad de California. Se dedica a la exploración astronómica clásica, pero también a la búsqueda de emisiones de radio inteligentes. Y es esta segunda área la que más afectada por su letargo, ya que es la principal -aunque no la única- fuente de datos para SETI. El rastreo del cielo a la caza de emisiones de radio de otras civilizaciones empezó en 1960 y nunca ha sido una empresa popular entre la clase política, aunque sí entre la ciudadanía. No sólo la estadounidense. Más de 3 millones de internautas de todo el mundo participan en la actualidad en el proyecto SETI@home, cediendo gratuitamente tiempo muerto de sus ordenadores personales para el análisis de datos procedentes del radiotelescopio de Arecibo a la búsqueda de señales alienígenas.

El observatorio espacial Kepler ha identificado recientemente 1.235 candidatos a mundos extrasolares -que giran alrededor de otra estrella-, algunos de los cuales podrían ser similares a la Tierra. «Aquí estamos, justo en el momento en el que los planetas habitables pueden ser algo tan común como los moteles baratos, y suspendemos la actividad del instrumento que puede investigar si hay vida. Es como si te dijeran dónde está la isla del tesoro y luego no te dieran una pala», lamentaba en abril  Seth Shostak, astrónomo del Instituto SETI, en la prensa estadounidense. Para él, desenchufar el telescopio Allen era como si «la Niña, la Pinta y Santa María se hubieran puesto en el dique seco».

Nota publicada en Magonia el 9 de agosto de 2011.


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