Frivolizarlo todo tiene el peligro de que uno acaba por no saber hacer las cosas de otro modo. Lo demostró ayer La Sexta Noticias al hacerse eco del cincuentenario del viaje espacial de Yuri Gagarin. La presentadora, Helena Resano, empieza diciendo que el primer astronauta «no era ninguna eminencia, pero ha pasado a la historia como el gran héroe del espacio». Un comienzo que ya hace presagiar lo peor. Habla de Gagarin como si hubiera sido elegido para tripular la Vostok 1 entre los concursantes de un Gran Hermano soviético, extremo que confirma al añadir que la gesta «le convirtió en un juguete roto». Una expresión que no se corresponde con la realidad porque, aunque murió joven en un accidente aéreo, nunca fue un desgraciado.
Tampoco es cierto, como aseguran más adelante, que pasara de la noche a la mañana de trabajar de obrero metalúrgico a ser astronauta. Gagarin fue aprendiz de fundidor y amplió estudios en una escuela técnica, pero a los 22 años era piloto de caza y en 1960, ya teniente, uno de los veinte militares seleccionados para convertirse en el primer cosmonauta. Así que no salió de un taller para meterse en una nave espacial, ni su regreso a la Tierra en paracaídas tras abandonar la cápsula en el aire fue grabado en vídeo, para empezar porque cayó donde nadie se lo esperaba. Sin embargo, la voz en off sentencia, al tiempo que en pantalla un paracaidista aterriza: «Éste es Yuri Gagarin volviendo a la Tierra con su paracaídas en un lugar perdido de Siberia». Y tan perdido… Como que tuvo que pedir a unos campesinos que le dejaran llamar por teléfono a Moscú para que fueran a buscarle. Por cierto en el vídeo se puede ver a otros paracaidistas, pero eso no parece haber extrañado a los autores de este despropósito.
Todo vale con tal de que el ritmo del minirreportaje no decaiga, incluso hablar de la temperatura de la nave durante la reentrada en la atmósfera mientras se enseñan los gases ardientes de un despegue o dejar caer que la comunicación entre el centro de control y la Vostok 1 no fue continua, algo que las transcripciones contradicen para desgracia de la ficción periodística. Estamos ante una memorable pieza de divulgación científica a la altura de otras de la cadena como la que atribuyó las muertes de pájaros a la proximidad del fin del mundo, la que presentó las inexistentes drogas auditivas como «lo último en viajes psicotrópicos» y la que promocionó los parches de titanio mágicos que usa el príncipe Felipe.
Por cierto, me enteré de esta disparatada cobertura de la primera misión espacial tripulada gracias a los comentarios del periodista científico Mauricio-José Schwarz en Twitter.
Nota publicada en Magonia el 13 de abril de 2011.