
En el programa de Berdeago -que se celebra este fin de semana y el próximo- se mezclan la eficiencia energética, el coche eléctrico y la gestión de residuos con el uso de la radiestesia para tener una casa sana, la geometría sagrada, las imágenes que activan la salud, la amenaza de la cosmética y la histeria electromagnética. Todo esto, patrocinado por el Ayuntamiento de Durango y el Gobierno vasco, y copn el apoyo de la Diputación de Vizcaya y Euskotren; es decir, financiado con dinero público
Que el denominado movimiento ecologista tiene querencia por la anticiencia es algo público y notorio. No hay feria natural que se precie de tal sin tonterías como las citadas y otras por el estilo. Es algo que parece que no tiene remedio. Lo que sí lo tiene es que las instituciones apoyen con dinero de todos estas celebraciones de la irracionalidad. Como contribuyente, estoy harto de que la Diputación de Vizcaya y el Gobierno vasco destinen mi dinero, aunque sea en un mínima parte, a la promoción de la estupidez. Si ustedes también lo están, les animo a que se lo hagan saber a esas instituciones. Están en su derecho.
Además de la vergüenza que produce el que se despilfarre el escaso dinero público en estos temas, que por otra parte son realmente serios con todo lo que acarrea el cambio climático, me cabe una duda. ¿En qué momento el vender hechicería comienza a ser delito? Por ejemplo, lo del agua hidrogenada es de risa, por no decir un flagrante timo. Dicen que consiguen alcalinizarla añadiendo hidrógeno, es decir, bajando el pH. Cualquier estudiante de ESO sabrá que bajar el pH es acidificar. Esto no admite interpretaciones. O eso, o debemos revisar todos los principios químicos desde Proust.