Experimentos hechos sobre el terreno por arqueólogos de la Universidad de Exeter apuntan a la posibilidad de que los constructores de Stonehenge utilizaran un sistema basado en rodamientos de bolas para transportar los bloques de piedra del monumento prehistórico. «Esto demuestra que el concepto funciona. No prueba que la gente del Neolítico utilizara este método, pero era y es posible. Es un nuevo punto de partida radical porque las ideas anteriores no eran particularmente eficaces en el transporte de grandes piedras y dejaban preguntas sin respuesta», ha indicado Bruce Bradley, arqueólogo de la universidad británica.
Todo empezó cuando el estudiante de arqueología Andrew Young detectó una correlación entre la ubicación de círculos megalíticos y depósitos de pequeñas bolas de piedra grabadas. Descubrió que las esferas tenían casi todas el mismo tamaño más o menos, con un milímetro de diferencia, y que se habían encontrado en Escocia cerca de círculos de piedras tumbadas. Decidió entonces poner a prueba la idea de que las pequeñas bolas se hubieran empleado para transportar grandes bloques como los de Stonehenge.
Modelos a escala
Lo primero que hizo fue construir un modelo a pequeña escala con bolas de madera colocadas en una ranura que hizo en una tabla de madera como si se tratara de una vía férrea, pero con una hendidura en vez de un rail. Y puso diez losas de hormigón sobre unas tablas preparadas en su parte inferior para encajar en la ranura. «Entonces, me senté encima de las losas para añadir peso extra. La verdadera prueba llegó cuando el profesor Bruce Bradley usó su dedo índice para moverme hacia adelante. Dio un simple toque y me lanzó hacia adelante con gran facilidad». El experimento no sólo probaba un modo sencillo de mover grandes pesos, sino que, además, explicaba la existencia de las pequeñas esferas grabadas cerca de los restos de los monumentos megalíticos.
Financiados por una productora de televisión estadounidense, Young y Bradley construyeron después un modelo a mayor escala para comprobar cómo podían haberse trasladado piedras como las de Stonehenge, partiendo de la premisa de que los sistemas probados en experimentos anteriores no resultaban muy efectivos a la hora de mover grandes pesos. Los pobladores neolíticos de la región tenían acceso a madera de roble en abundancia; pero los arqueólogos del siglo XXI optaron por la madera verde y sustituyeron los animales de tiro por estudiantes. «Nuestro experimento tuvo que inclinarse por la opción mucho más barata de la madera verde, que es relativamente blanda y, sin embargo, movió piedras muy pesadas a buen ritmo. Esto demuestra que [los constructores de Stonehenge] pudieron trasladar piedras grandes mediante un sistema de rodamientos de bolas con aproximadamente diez bueyes y a una velocidad de diez millas por día», ha explicado Bradley.
El próximo paso que darán los dos arqueólogos consistirá en construir un modelo de madera de roble usando rodamientos de piedra y yuntas de bueyes. Esperan aprender, así, cómo el hombre del Neolítico podía transportar enormes bloques de piedra con facilidad hace unos 4.500 años.
Información publicada en Magonia el 25 de noviembre de 2010.