
La figura, que costó 250.000 dólares en 2004, era conocida popularmente como Touchdown Jesus, en alusión al gesto que hacen los árbitros de fútbol americano al señalar un tanto. Era hortera a rabiar; muy del estilo de Las Vegas. No en vano, la hizo James Lynch, autor de varias esculturas en la capital del juego y en Disneyworld. Habrá que ver cómo interpretan la destrucción de El rey de reyes los feligreses del credo fundamentalista, cuyas pérdidas a causa del impacto del rayo y el posterior incendio se calculan en 700.000 dólares. «Es algo que se supone que no podía suceder: Jesús ardiendo», ha dicho consternado Levi Walsh, de 19 años y creyente. «Es lo último que esperaba que ocurriera», ha reconocido su hermano Seth. «Dios ha golpeado a Dios; me gusta la ironía. Jesús ha golpeado a Jesús», ha declarado por su parte a la prensa local Dawn Smith, de 25 años. «Parece que Dios ha sacrificado a su único hijo. Otra vez», bromean Monica Hess y Dan Zak en The Washington Post, y recuerdan que no sólo Jesús, sino también los ángeles y los santos suelen ser blanco de fenómenos naturales destructores sin que Dios haga nada por protegerlos. ¿No será que no existe?