La agencia italiana para la ciencia gasta 9.000 euros en la publicación de un libro creacionista

El libro 'Evoluzionismo. Il tramonto di una ipotesi' y el logotipo del Consejo Nacional para la Investigación italiano.
El libro ‘Evoluzionismo. Il tramonto di una ipotesi’ y el logotipo del Consejo Nacional para la Investigación italiano.

El evolucionismo es una fantasía, según un libro publicado con apoyo del Consejo Nacional para la Investigación (CNR) italiano, el equivalente a nuestro Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). La obra, titulada Evoluzionismo. Il tramonto di una ipotesi (Evolucionismo. El ocaso de una hipótesis), recoge las actas de un congreso organizado por el CNR en febrero, con motivo del sesquicentenario de la publicación de El origen de las especies, de Charles Darwin.

El encuentro, explica Laura Morgottini en la web de la Asociación Americana par el Avance de la Ciencia (AAAS), se montó con el objetivo de «explicar por qué el evolucionismo es un error, una teoría dogmática que se basa en supuestos erróneos y no está apoyada en pruebas. La lista de conferenciantes incluyó a un sedimentólogo, un químico, un físico, el rector de la Academia Internacional de Filosofía en el Principado de Liechtenstein, y otros filósofos. El libro contiene afirmaciones como que los métodos de datación de la Tierra y los fósiles son erróneos, que el modo en que los fósiles se depositaron estuvo determinado por el Diluvio, y que los dinosaurios se extinguieron hace sólo unos 40.000 años». El coordinador de la obra, de cuya edición me he enterado gracias a Eduardo Robredo Zugasti, ha sido Roberto de Mattei, profesor de Historia de la Cristiandad y de la Iglesia en la Universidad Europea de Roma y vicepresidente del CNR, entidad que ha financiado la publicación con 9.000 euros.

«Resulta interesante que, mientras la Iglesia ha dedicado muchas conferencias al tema [al evolucionismo] este año, el vicepresidente de CNR haya organizado conferencias en favor del creacionismo», ha dicho Nicola Cabibbo, presidente de la Academia Pontificia de Ciencias, quien ha censurado el apoyo económico al proyecto por parte del CSIC italiano. En parecidos términos, se ha manifestado el biólogo Ferdinando Boero, de la Universidad de Lecce, que considera «inaceptable» la financiación del libro por parte de la institución: «Nos encontramos ante la paradoja de que, mientras la Academia Vaticana de Ciencias respalda el evolucionismo, lo niega el vicepresidente de la organización científica más importante de Italia».

En un intento de quitar hierro al asunto, el presidente del CNR, el físico Luciano Maiani, ha dicho que, aunque la entidad no comparte el punto de vista de De Mattei, éste tiene derecho a publicar el libro porque la libertad de expresión está garantizada por la Constitución italiana. El centro del debate no es, sin embargo, el derecho de nadie a decir lo que quiera dentro de la ley -incluidas estupideces como las creacionistas-, sino que una agencia para el fomento de la ciencia use dinero público para financiar supercherías, anticiencia.

No parece que en España el creacionismo pueda llegar a algo parecido, aunque sí ha sabido aprovechar lo fácil que es conseguir la cesión de un espacio universitario para cualquier cosa, incluidas sesiones de espiritismo y homenajes a divulgadores pseudocientíficos. Por estos casos y viendo lo que pasa en Italia, sería de desear que nuestros científicos reaccionaran con contundencia cuando los medios divulgan falsedades anticientíficas, en vez del silencio irresponsable con que la mayor parte de las veces las reciben.

Nota publicada en Magonia el 11 de diciembre de 2009.


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