Jeff Peckman, un estadounidense preocupado por el bienestar de sus compatriotas, quiere que el Ayuntamiento de Denver, su ciudad, tenga una Comisión de Asuntos Extraterrestres. «Es importante porque, si conduces por la autopista y ves un choque de una pequeña nave espacial y un coche o un autobús lleno de niños, no sabrías qué hacer. ¿Esperas a que lleguen los expertos en sustancias peligrosas por los potenciales contaminantes procedentes de otro sistema solar? ¿Qué harías? La gente no lo sabe», declaró hace una semana a Rocky Mountain News. Peckman quiere que la iniciativa se vote en noviembre, para lo cual necesita recoger 4.000 firmas, y que la comisión «diseñe una estretegia responsable, de sentido común, para tratar con asuntos relaciones con la presencia de extraterrestres en la Tierra». Dice que no ha visto naves de otros mundos, pero sí pruebas de que existen. Por de pronto, el Ayuntamiento debatirá mañana una propuesta que, a juicio de algún concejal, es todavía más de locos que la impulsada en 2003 por Peckman para que se pusieran en práctica técnicas para la reducción del estrés. Seguro que, si la medida se debatiera en Roswell, saldría adelante porque ese pueblo, situado en mitad de ninguna parte, les debe todo a los extraterrestres y a los ufólogos sin escrúpulos.
Nota publicada en Magonia el 7 de mayo de 2008.