
Es curioso cómo algunos de nuestros conciudadanos desprecian el trabajo de los mismos que han hecho posible que vivan mejor que lo que lo hicieron sus antepasados, de una ciencia que, como apuntó Goñi en un momento, ha conseguido que muchos de los que estaban en la sala estuvieran vivos cuando hace un par de siglos hubieran muerto hace tiempo. Fueron dos horas de tenso debate en las que los ponentes sufrieron lo indecible, no perdieron en ningún momento las formas y respondieron a los insultos con el silencio o argumentos basados en datos científico. Goñi y Zubia se portaron como dos valientes. De eso tiene que quedar constancia. Y quiero darles las gracias por hacerlo, por dar la cara y salir a la calle a intentar explicar a la gente las dimensiones reales de un problema que tiene su origen en el miedo a la tecnología, el mismo miedo en el que se basó la oposición al ferrocarril y a la electrificación de las ciudades, por poner sólo dos ejemplos. Quienes creemos en la necesidad de una sociedad informada -como Goñi y Zubia creen-, capaz de tomar sus decisiones según criterios racionales, no podemos permanecer impasibles ante situaciones como ésta.
Al acto, organizado por El Correo, la UPV, la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV, el Círculo Escéptico, el Centro para la Investigación y el Ayuntamiento de Bilbao, fueron invitados expresamente los miembros de todos los partidos políticos con representación en el Consistorio bilbaíno. Hasta donde pude ver -¡ojalá me confunda!- sólo asistieron Sabin Anuzita, del PNV y concejal delegado del área municipal de Salud y Consumo, y Javier Orduna, director de la misma.