Mientras nuestros gobernantes trafican con la libertad de expresión, con la libertad, a cambio de que los fanáticos musulmanes no sean tan malos, un grupo de intelectuales diagnostica cuál es el problema real en un manifiesto que ha publicado el Jyllands-Posten, el periódico danés en el que aparecieron las caricaturas de Mahoma. «No estamos ante un choque de civilizaciones ni ante una muestra del antagonismo entre Occidente y Oriente, sino ante una guerra global entre demócratas y teócratas», dicen Salman Rushdie, Bernard-Henry Levy y otros diez pensadores.
Nuestros políticos prefieren, sin embargo, ceder al chantaje de los violentos que pararse a pensar en que hoy son los islamistas, pero mañana pueden sentirse molestos por la libertad de expresión los seguidores más radicales de otro credo, ideología política o club de fútbol, los fans de un artista o el colectivo que sea. Entonces, ¿qué haremos?, ¿seguiremos recortando poco a poco libertades para no molestar al grupo que toque? Porque aquí también tenemos aprendices de quemaembajadas, como demostró en Madrid ayer un hombre que intentó hacer estallar en el teatro Alfil un artefacto explosivo casero junto al camerino de Leo Bassi, cómico al que los ultracatólicos tienen en el punto de mira desde hace tiempo.
En una sociedad democrática, nada debe estar libre de crítica, ni ésta ha de supeditarse a una posible reacción violenta por parte del criticado. «Abogamos por la universalidad de la libertad de expresión, de tal modo que el espíritu crítico pueda ejercerse en todos los continentes, contra todos los abusos y todos los dogmas», dicen los autores del manifiesto Juntos contra el nuevo totalitarismo. Sin embargo, el buenismo de algunos líderes políticos occidentales les está llevando a una intolerable corrección política que les hace incapaces de defender los fundamentos del Estado de Derecho al que representan, darse cuenta de que las caricaturas de Mahoma son sólo la justificación a la que se agarran quienes quieren imponer en el mundo una dictadura religiosa.
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Manifiesto
Juntos contra el nuevo totalitarismo
Tras haber vencido al fascismo, el nazismo y el estalinismo, el mundo se enfrenta ahora a una nueva amenaza totalitaria global: el islamismo.
Nosotros, escritores, periodistas, intelectuales, hacemos un llamamiento a la resistencia al totalitarismo religioso y por la promoción de luchar «de la libertad, la igualdad de oportunidades y los valores laicos para todos.
Los sucesos ocurridos recientemente, después de la publicación de unas viñetas de Mahoma en varios periódicos europeos, han revelado la necesidad de luchar por estos valores universales. Esta lucha no se ganará con armas, sino en el campo ideológico. No estamos ante un choque de civilizaciones ni ante una muestra del antagonismo entre Occidente y Oriente, sino ante una guerra global entre demócratas y teócratas.
Como todos los totalitarismos, el islamismo se nutre de miedos y frustraciones. Los predicadores del odio apuestan por estos sentimientos para formar batallones destinados a imponer en el mundo el liberticidio y la desigualdad. Pero nosotros decimos clara y firmemente que nada, ni la desesperación, justifica la elección del oscurantismo, el totalitarismo y el odio. El islamismo es una ideología reaccionaria que, allí donde está presente, acaba con la libertad, la igualdad y el laicismo. Su victoria sólo puede llevar a un mundo de dominación: dominación de la mujer por el hombre, dominación de los islamistas sobre el resto. Para evitarlo, tenemos que asegurar los derechos universales a los oprimidos o discriminados.
Rechazamos el relativismo cultural, que consiste en aceptar que los hombres y mujeres de la cultura musulmana han de ser privados del derecho a la igualdad, la libertad y los valores laicos en nombre del respeto a la cultura y la tradición. Rechazamos renunciar a nuestro espíritu crítico por miedo a ser acusados de islamofobia, un concepto desafortunado que confunde la crítica al Islam como religión con la estigmatización de sus creyentes.
Abogamos por la universalidad de la libertad de expresión, de tal modo que el espíritu crítico pueda ejercerse en todos los continentes, contra todos los abusos y todos los dogmas.
Hacemos un llamamiento a los demócratas y espíritus libres de todos los países para que este siglo sea el de la Ilustración, no el del oscurantismo.
Firmantes: Ayaan Hirsi Ali, Chahla Chafiq, Caroline Fourest, Bernard-Henri Lévy, Irshad Manji, Mehdi Mozaffari, Maryam Namazie, Taslima Nasreen, Salman Rushdie, Antoine Sfeir, Philippe Val e Ibn Warraq.
Traducción de Luis Alfonso Gámez.
Nota publicada en Magonia el 2 de marzo de 2006.