El diseño inteligente, la argucia a la que han recurrido los cristianos fundamentalistas en Estados Unidos para introducir el creacionismo en el sistema educativo, no podrá enseñarse en la escuelas públicas de Pensilvania como alternativa a la teoría de la evolución. «Es una alternativa religiosa enmascarada de teoría científica» y no podrá mencionarse en las clases de Biología, establece una sentencia dictada ayer por el juez federal John E. Jones III. El documento, de 139 páginas, supone una victoria clara de la ciencia frente a una visión integrista del origen y la evolución de la vida que tiene en George W. Bush a uno de sus principales valedores.
El diseño inteligente es la última de las armas inventadas por los fundamentalistas en la guerra que libran contra la teoría de la evolución desde que Charles Darwin publicó El origen de la especies en 1859. Los partidarios del diseño inteligente parten de la premisa de que el mundo es demasiado complejo como para que no haya habido un Dios arquitecto, un diseñador que haya dirigido todo el proceso evolutivo. Desde que empezó esta batalla, los creacionistas -que hacen una interpretación literal de la Biblia- han logrado imponer su criterio en Kansas. El Consejo Escolar del Estado sureño aprobó en noviembre unos nuevos estándares según los cuales en las escuelas públicas se tendrá que enseñar el creacionismo como alternativa a la evolución. En Pensilvania, lo hicieron hace un año y les ha acabado saliendo el tiro por la culata.
«Nuestra conclusión hoy es que enseñar el diseño inteligente como alternativa a la teoría de la evolución en una clase de la escuela pública es inconstitucional», sentencia el juez Jones, quien critica con dureza al Consejo Escolar del Área de Dover, a cuyos miembros acusa de haber «servido mal» a los ciudadanos. «Los propósitos laicos argumentados por el Consejo son un pretexto para los propósitos reales del Consejo, que son promover la religión en la escuela pública», dice el magistrado. Y añade: «Es irónico que varios de estos individuos, que exhiben de una forma tan abierta y orgullosa sus convicciones religiosas, recurrieran una y otra vez a la mentira para encubrir sus intenciones y disfrazar el propósito real de la política del diseño inteligente».
Primer revés
Dover, en Pensilvania, fue el primer lugar de EE UU donde el diseño inteligente entró en clase. Ocurrió en octubre del año pasado y los creacionistas aprovecharon la oportunidad para incluir una sentencia en la que se advertía a los estudiantes de Biología de noveno curso de que la teoría de la evolución «no es un hecho» y tiene lagunas.
El juicio de Pensilvania, que ha durado seis semanas, es una dura derrota no sólo para los creacionistas de Dover, sino también para los de otros Estados en los que se pretenden impulsar iniciativas parecidas. El Consejo Escolar fue denunciado ante la Justicia por once padres que alegaban que la enseñanza del diseño inteligente es inconstitucional, lo que ahora ha sentenciado el juez John J. Jones III. La separación de Iglesia y Estado es uno de los pilares de la Constitución estadounidense y ha estado en el origen de otros sonoros reveses para los creacionistas desde principios de los años 80.
Información publicada en el diario El Correo y en Magonia el 21 de diciembre de 2005.