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Nessie y los elefantes de circo
«La hipótesis del elefante sólo se aplica a las observaciones de los años 30 del siglo pasado. Éstos son los primeros avistamientos de los que hablo. No tengo ninguna prueba de observaciones posteriores achacables a elefantes, del mismo modo que tampoco estoy seguro de cuándo dejaron los circos de viajar a la región de Inverness con elefantes», me ha indicado Clark, para quien «hay muchos avistamientos que no pueden explicarse mediante la hipótesis del elefante. Algunos podrían ser fraudes -algunos definitivamente lo son-, algunos tienen su origen en olas y otros ramas de áboles y quizá nutrias o peces». A pesar de que los testimonios sobre la existencia del monstruo se remontan al siglo VI, la verdad es que el primero debidamente documentado data de 1871 y no fue hasta los años 30 cuando las observaciones se multiplicaron después de la construcción de la carretera A82, que discurre por la orilla oeste del lago. Hoy, Nessie atrae hasta Inverness a medio millón de turistas anuales, que dejan en la región más de 40 millones de euros.
Pero ¿cómo cayó Clark en la posibilidad del Nessie elefante y qué pruebas tiene de la verosimilitud de su teoría? «La idea de la hipótesis del elefante se me ocurrió después de ver varias de las primeras fotos del monstruo del Lago Ness y compararlas con otras de elefantes bañándose», recuerda el paleontólogo, quien decidió ahondar en el asunto porque tenía que dar una charla sobre dinosaurios en Escocia y quería hacerle un hueco a Nessie, «ya que mucha gente cree que podría ser un dinosaurio». De hecho, aunque el artículo de OGSJ sólo tiene tres párrafos dedicados al monstruo y la hipótesis del elefante se expone en uno, el texto arranca con una muestra de la ironía del autor: «Los dinosaurios, excluido el monstruo del Lago Ness, son una rareza en Escocia».

Serpientes de verano
Israel
Piedras para la fe
No pasa un año sin que se desentierren restos arqueológicos que confirman algún episodio bíblico. En 2004, fue una cueva presentada como el lugar donde Juan Bautista iniciaba a seguidores; aunque los hallazgos eran de época bizantina, de cientos de años después del profeta. Este mes, se han descubierto el palacio del rey David y la piscina de Siloé, en la que Jesús curó a un paralítico, según los Evangelios.
Ligar piedras a hechos de las Escrituras garantiza la atención de los medios a hallazgos que, si no, pasarían desapercibidos. La línea de razonamiento de los arqueólogos sensacionalistas suele ser del estilo de: hemos descubierto una barca de hace dos milenios en el mar de Galilea; Jesús vivió hace dos milenios en Galilea; luego Jesús pudo navegar en esa barca. Así que el titular que se vende es: encontrada la barca en la que Jesús navegó por el mar de Galilea. Eso ha pasado con la piscina de Siloé.
«En Jerusalén hay un montón de mikvaot, de piscinas rituales de los judíos. Entre 1969 y 1975, el arqueólogo Benjamin Mazar descubrió 40 sólo en la zona sudeste del Monte del Templo. La de este verano es una más. ¿La de Siloé? Puede que sí y puede que no. Además, ya hay otra piscina que se enseña a los turistas desde hace años como la de Siloé, con la misma base que la de ahora», indica el historiador José Luis Calvo. Respecto al palacio de David, el Jerusalén de la época -siglo X antes de Cristo- era una aldea y David, como Salomón, un caudillo tribal, por lo que la existencia de un palacio es muy improbable. «Sabemos que no hubo ningún éxodo de Egipto y que otros episodios del Antiguo Testamento nunca sucedieron. La Biblia no es un libro de Historia; es una obra que crea un pasado para un pueblo, con objetivos nacionalistas», sentencia el experto.
Roswell (Nuevo México, EE UU)
Autopsia de serie B
No hay estío sin ufólogos que monten vigilias nocturnas a la caza de platillos volantes. El mito nació en junio de 1947, cuando Kenneth Arnold, un hombre de negocios estadounidense, vio nueve objetos extraños cerca del monte Rainier. Quince días después, la prensa anunció que un platillo se había estrellado en Roswell. Desde entonces, los alienígenas desembarcan en los medios cuando las noticias flojean, aunque, como hace años que ellos mismos flojean, se han acabado refugiando en revistas donde hasta los coches tienen alma.
La última vez que salieron en la tele y la prensa a todo trapo fue en el verano de 1995, por una película de una autopsia a uno de los extraterrestres de Roswell. Los forenses y técnicos en efectos especiales que la vieron concluyeron que era un montaje: los médicos no llevan ni guantes ni trajes anticontaminación -se supone que están ante a un ser de otro mundo-, el cámara rueda de lejos y eludiendo los detalles, el cadáver está en una camilla y no en una mesa de autopsias… «Se trató de un burdo fraude con ánimo crematístico, en el que lo sorprendente es que se le otorgara crédito a un montón de especulaciones, suposiciones, licencias periodísticas y falta de sentido crítico», comenta Ricardo Campo, del Departamento de Filosofía de la Universidad de La Laguna y miembro de la Fundación Anomalía.
El principal avalista de la cinta en España fue Javier Sierra, ufólogo ahora metido a autor de novelas históricas. Defendió su autenticidad en la prensa esotérica y en un libro –Roswell: secreto de Estado– en el que sostiene que el transistor es un invento basado en tecnología del platillo estrellado, que en realidad fue un globo para detectar ondas causadas por pruebas nucleares soviéticas. «Roswell es representativo de la ufología mundial: un bulo alimentado por los medios de comunicación y sistemáticamente explotado por los comerciantes de misterios imaginados», concluye Campo.
Lago Ness (Escocia, Reino Unido)
Un reptil longevo
Nessie es la serpiente de verano por antonomasia. Debutó en 1933 y, un año después, su imagen fue capturada en una foto en la que se ve un largo cuello y una pequeña cabeza que asoman sobre el agua del lago Ness. Eso atrajo a mucha gente hasta la región de Inverness, donde se estima que hoy en día el turismo del monstruo deja anualmente unos 40 millones de euros.
En 1994, se supo que la foto de 1933 -la más famosa y fiable- es un montaje hecho con una figura flotante; pero Nessie se resiste a morir. No hay verano que no acapare titulares, bien porque se va a explorar el lago con sónar, bien porque los organizadores de un triatlón contratan un seguro por 2,2 millones de euros -como pasó en julio- por si los participantes son atacados por el monstruo.
Sus seguidores lo presentan como un plesiosaurio, un reptil acuático de la era de los dinosaurios. Pero ¿cómo ha podido sobrevivir un único animal durante millones de años?, ¿es un monstruo de longevidad matusalénica?, ¿de qué se alimenta en el lago Ness, donde hay muy pocos peces? Si se trata de una población de varios ejemplares, ¿por qué no se ha encontrado nunca un cadáver? Además, el lago se formó hace sólo 12.000 años: ¿dónde estuvo Nessie hasta entonces?
Bélmez de la Moraleda (Jaén, España)
Caras de cemento
Fue considerado el «mayor misterio paranormal de todos los tiempos». Las caras de Bélmez aparecieron en el suelo de cemento de la cocina de una humilde vivienda de la localidad jienense el 23 de agosto de 1971. Pronto se llenó el pueblo de defensores de la paranormalidad del fenómeno que, sin embargo, no mostraban ninguna prueba… y de turistas.
«En el primer artículo que se publicó -en el Ideal de Granada el 18 de septiembre de 1971-, se ve una imagen de la dueña de la casa, María Gómez Cámara, llevando en la mano un fajo de fotos que vendía a los turistas por el entonces muy respetable precio de diez pesetas. La mujer aseguraba que no cobraba por visitar la casa, pero reconocía que los visitantes le pagaban un duro por cabeza», indica Fernando Frías, presidente del Círculo Escéptico, una organización dedicada al análisis crítico de lo paranormal de la que también forman parte Calvo y Campo. Se habló de fraude y, poco a poco, la historia fue apagándose. «Se decía que las caras las pintaba un pariente de María Gómez Cámara, fotógrafo de profesión y pintor aficionado. Nunca se sabrá con seguridad, pero lo cierto es que las caras que aparecieron tras la muerte de este hombre mostraban una técnica mucho más torpe, menos elaborada».
El misterio resucitó hace año y medio, después del fallecimiento de la dueña de la casa. Convencida por unos cazafantasmas, la alcaldesa, María Rodríguez, quiso comprar la vivienda para montar una centro de interpretación; pero el precio se disparó hasta 600.000 euros. Milagro de los milagros, aparecieron entonces caras en otras casas mucho más baratas. Los cazafantasmas certificaron su autenticidad; pero el parapsicólogo Francisco Máñez desveló cómo pueden hacerse caras de Bélmez con agua y aceite, y les acusó de fraude: «Les enseñé un método para fabricar falsas teleplastias, lo usaron y obtuvieron lo que se esperaba».
Sur de Inglaterra (Reino Unido)
Cosechas de arte
Los círculos de las cosechas se han vinculado a los alienígenas y a los lamentos de una Madre Tierra agonizante por la acción del hombre. Nacieron a mediados de los años 70 en el Reino Unido, donde han alcanzado una gran complejidad. En otros países, como Chequia -donde aparecieron en julio-, son ahora muy sencillos, como en Inglaterra hace treinta años. La razón no es que los alienígenas tengan una especial predilección por el campo inglés.
Los primeros fabricantes de círculos fueron una pareja de jubilados armados con una barra metálica para aplastar el cereal, cuerdas y estacas. Se llamaban Doug Bower y David Chorley, y confesaron sus fechorías en 1991. Ahora, hay en el Reino Unido varios grupos de artistas que usan ordenadores para sus diseños, pero sobre el terreno emplean los mismos útiles que los pioneros. Llevan años haciéndolo y esa experiencia hace sus obras más complejas que las de sus colegas de otros países. Y los campesinos, tan contentos: cobran a buen precio la entrada a sus propiedades a miles de incautos.
Reino Unido
Una pantera en el jardín
Los alien big cats (grandes gatos extraños) son un clásico de la campiña inglesa, donde hay registrados avistamientos de grandes felinos desde los años 60. No se ha capturado ninguno, en las fotos jamás hay elementos de referencia -si no existen, es imposible calcular el tamaño y el animal puede ser un gato doméstico- y se han llegado a fotografiar peluches y hacerlos pasar por panteras, según revela en su último número la revista Fortean Times sobre el caso de la Bestia de Cwmbran.
Estas escurridizas fieras -tan celosas de su intimidad como Nessie, el Yeti y el Bigfoot– llegaron a España hace unos años. En abril de 2003, una vecina de la localidad vizcaína de Armintza vio un animal «muy grande» que «tenía la cola larguísima y andaba como un felino». Y se montó la caza de la pantera, con ertzainas y guardas forestales batiendo los montes, helicópteros, jaulas-trampa con carne que ningún animal tocó, huellas consideradas por un biólogo de un gran felino y un vídeo que no sirve para descartar que se tratara de un gato negro. Al final, la fiera se esfumó. Nunca más se supo de ella.
Publicado originalmente en el diario El Correo.
Nessie asusta a los turistas

La cadena de televisión británica Channel Five quería comprobar cómo reaccionarían algunos de los miles de turistas que cada año viajan a Escocia para ver a Nessie si, de repente, apareciera ante sus narices. Para ello, se ha gastado 150.000 euros. La historia se cuenta en Loch Ness monster: the ultimate experiment (El monstruo del Lago Ness: el último experimento), documental que se estrenará el 28 de agosto en el Reino Unido.
El proyecto nació tarde y sólo había catorce semanas para tener todo listo antes de que acabara la temporada turística. La idea inicial era montar a Lucy, como fue bautizado el monstruo, encima de un minisubmarino pintado de camuflaje. La criatura de fibra de vidrio era una reproducción de un plesiosaurio, un reptil acuático que se extinguió hace 65 millones de años. Cuando faltaba un mes para el día D, en la primera prueba acuática, la nave y el monstruo se hundieron. Acabaron en el taller. Al final, se descartó el uso del sumergible y James Wakerford, un ex comando experto en operaciones encubiertas, propuso un plan B: que tres submarinistas nadaran junto a Lucy y controlaran sus movimientos.
Después de un viaje de 800 kilómetros, el monstruo llegó sano y salvo al lago Ness, donde el equipo de rodaje eligió como base un punto situado a 800 metros de un camping lleno de turistas. Aprovechando la noche, Wakerford dirigió la maniobra de inmersión del plesiosaurio, que a la mañana siguiente debutó ante el público con magníficos resultados. Aunque hubo gente que sospechó, la mayoría se tragó el anzuelo. «Esto demuestra que la gente quiere creer en el mito», argumentan los productores.
En los días siguientes, Lucy apareció, con el mismo éxito, ante los pasajeros de un barco de 111 plazas, cuyo capitán estaba conchabado con los chicos de la tele, y cerca de las ruinas del castillo de Urquhart. «Creíamos que sería fascinante ver si el público, con una dieta a base de efectos especiales, creería en Nessie. Los resultados son muy sorprendentes», admite Chris Shaw, programador de Channel Five.
Publicado originalmente en el diario El Correo.
¿Es el monstruo del lago Ness una anguila estéril?
«El experto en animales misteriosos Richard Freeman, del centro de Zoología de Fortean, en Exeter (suroeste de Inglaterra), afirmó que el supuesto monstruo del lago Ness es «una anguila de entre ocho y nueve metros» y que el hecho de que haya podido alargar su tiempo de vida se debe a «un capricho de la naturaleza»», dice el despacho de agencia de cuya existencia me informó el periodista y arqueólogo Julio Arrieta. El redactor del texto destaca que «el científico» había indicado al diario The Sun que «habría en realidad varios y no uno solo de estos ejemplares, una conclusión que apoya en su estudio de unas imágenes tomadas en el lago escocés». Freeman dijo que «las anguilas suelen vivir unos diez años antes de nadar al mar de Sargaso, cerca de la costa de Florida, adonde se dirigen para reproducirse y morir. Pero hay un condicionante -explicó- que afecta a una especie de anguilas dejándolas estériles. Dado que no pueden reproducirse, no nadan hasta el Atlántico para reproducirse y, por tanto, no mueren sino que siguen creciendo y pueden llegar a alcanzar tamaños increíbles, como las del lago Ness».
Sobrecoge comprobar hasta dónde ha caído, cuando se trata de temas de ciencia, el rigor de Efe, que en junio de 2002 anunció el redescubrimiento del celacanto -pez de cuya existencia contemporánea se sabe nada menos que desde 1938- y en agosto pasado dio como noticia que un asteroide acabó con los dinosaurios hace 65 millones de años. Lo de Freeman y la anguila de lago Ness es otra muestra más de la fiabilidad de la agencia de noticias española. Para empezar, el despacho está mal traducido y así el Centro de Zoología Forteana se convierte en un más respetable Centro de Zoología de Fortean, como si lo último fuera el nombre de una población. Pues, no. No lo es. Ese Forteana se refiere a Charles Fort (1874-1932), un escritor estadounidense que dedicó gran parte de su vida a la recopilación de sucesos extraños y cuyo apellido da nombre a Fortean Times, una recomendable revista sobre lo paranormal.
En esa línea, el Centro de Zoología Forteana de Exeter no es una institución científica, sino que se dedica a la búsqueda de animales misteriosos, a la llamada criptozoología, cuyos cultivadores persiguen al Yeti por la cordillera del Himalaya y buscan dinosaurios en los lagos africanos. Claro que nadie en Efe se molestó en comprobar nada. Ni siquiera les extraño que el origen de la noticia fuera The Sun, el diario sensacionalista más famoso por su chica desnuda de la tercera página que por otra cosa. ¿Qué hicieron los periódicos españoles? Algunos no cayeron en la trampa, pero otros, deslumbrados por la otoñal anguila de verano, incumplieron la norma básica de la profesión de comprobar los hechos y publicaron la noticia tal cual, como hizo la versión digital de El Mundo. Ni siquiera corrigieron el disparatado mar de Sargaso por el correcto mar de los Sargazos.