El poder del Zodiaco

Ilustración: Iker Ayestarán.
Ilustración: Iker Ayestarán.

«Necesita que los demás le quieran y le admiren; pero es crítico consigo mismo. Aunque tiene ciertas debilidades de carácter, generalmente es capaz de compensarlas. Posee considerables capacidades que no ha utilizado aún en su propio beneficio. La cuadratura del Sol con Neptuno muestra que suele desestimar su propia capacidad para triunfar y, por ello, a veces no hace realidad sus ideas. Es disciplinado y demuestra autocontrol exteriormente, pero tiene tendencia a ser inquieto e inseguro interiormente. En ocasiones, tiene serias dudas sobre si ha tomado la decisión correcta. Prefiere un poco de cambio y variedad, y no está satisfecho cuando se encuentra bloqueado por restricciones o limitaciones».

Esta descripción de la personalidad ha sido hecha por un astrólogo para un grupo determinado de lectores de este periódico, los de un signo del Zodiaco concreto que luego desvelaremos. Y continúa así: «Marte hace que sea independiente, entusiasta y a menudo autodidacta. Se siente orgulloso de sí mismo como pensador independiente y no acepta las declaraciones de los demás sin pruebas suficientes. Necesita tiempo para aceptar ideas nuevas, aunque una pequeña vertiente bohemia y literaria hace que a veces actúe sin pensar y lamente después las consecuencias. A pesar de que sabe que no debe ser siempre así, no le gusta enfrentarse a los hechos de una forma fría y objetiva, y su sensibilidad le ocasiona dificultades de relación. Saturno eclipsa parcialmente las posibles tendencias científicas que pueda tener, aunque a veces surgen inesperadamente. Considera imprudente ser demasiado sincero, mostrándose a los demás tal como es».

Creencia extendida

¿Encaja con la visión que tiene usted de sí mismo? Lo comprobaremos más tarde. De momento, puntúe cómo se siente respecto a ella de 0 (nada identificado) a 10 (totalmente), y anótelo al margen. Todos hemos leído alguna vez el horóscopo. Suele publicarse en la sección de pasatiempos de los diarios y clasifica a los seres humanos en doce grupos según el momento del año en que han nacido: Aries, Tauro, Géminis, Cáncer… Todo el mundo sabe cuál es su signo del Zodiaco y leer en el periódico lo que le depara el día es algo que hace mucha gente cada mañana.

El horóscopo es la manifestación más común de la idea de que el destino está escrito en las estrellas, el dogma de la astrología, una creencia muy extendida en nuestro país. Hace nueve años, un estudio dirigido por el sociólogo Javier Elzo estableció que el 41% de los jóvenes españoles cree en ella. Cuando en 2005 nació la infanta Leonor, una importante agencia de noticias destacó que era Escorpio y, el año pasado, que la recién llegada infanta Sofía había venido al mundo bajo el signo de Tauro, como Salvador Dalí, Juan Pablo II, William Shakespeare y Leonardo da Vinci. Hay que alabar el gusto a los astrólogos porque Tauro, como Sofía de Borbón, también fueron el pedófilo y caníbal Albert Hamilton Fish y Herman Webster Mudgett, autor de veintisiete asesinatos. Su hermana Leonor es del mismo signo que Charles Manson, el asesino de Sharon Tate, y Coral Eugene Watts, que mató a decenas de mujeres en Estados Unidos.

A pesar de los criminales con los que comparten signo, no hay que poner bajo vigilancia a las infantas Leonor y Sofía. Más o menos, una duodécima parte de los criminales es Tauro, otra Escorpio, otra Cáncer… Y pasa lo mismo con los futbolistas, los médicos, los cantantes, los informáticos… Por eso, es una tontería destacar a Dalí, Juan Pablo II, Shakespeare y Leonardo como ejemplos de lo que puede llegar a ser en la vida un bebé nacido bajo el mismo signo que esos personajes.

El efecto Forer

El horóscopo es un engaño. Da igual que lo redacte un astrólogo famoso -como en algunas revistas- o no; es igual de acertado. Veteranos periodistas reconocen en privado que, ante el extravío de la columna del horóscopo del día, ha habido tradicionalmente dos soluciones más efectivas y baratas que llamar a un astrólogo de guardia: recuperar una anterior cualquiera o inventarse el vaticinio de cada signo. Lo último está al alcance de cualquiera: sólo hay que hacer afirmaciones vagas, como comprobó el psicólogo Bertram Forer en 1948. Un día, dio a cada uno de sus alumnos universitarios una descripción supuestamente basada en un test de personalidad que habían hecho días antes, y les pidió que la puntuaran de 0 (totalmente incorrecta) a 5 (perfecta). La nota media fue un 4,26; a pesar de que todas las descripciones eran la misma, una sucesión de generalidades. El experimento se ha repetido desde entonces cientos de veces en todo el mundo y la nota media siempre ha superado el 4,2.

¿Qué nota ha dado usted a la descripción personal del principio? La verdad es que no ha sido hecha por un astrólogo para los lectores de un signo del Zodiaco concreto, sino por el autor de estas líneas con la idea de reunir una colección de vaguedades que se adapten a cualquiera. Si ha creído que encajaba bien con usted, no se avergüence. Es lo normal. Es lo que han hecho en los últimos años decenas de personas que se han sometido a esta prueba. Esa tendencia a asumir como dirigidas a uno descripciones tan generales que pueden casar con cualquiera es lo que se conoce en psicología como el efecto Forer, en honor del psicólogo que lo descubrió.

El efecto Forer es la clave del éxito del horóscopo; explica por qué la gente sigue cayendo en el engaño del Zodiaco. «Los astrólogos pueden presentar cualquier tontería y, con tal de que ésta sea lo suficientemente vaga y halagadora, la mayoría de la gente marcará el casillero altamente preciso«, sentencia el psicólogo Richard Wiseman en su libro Rarología (2007). Puede experimentarlo en casa en la próxima reunión familiar. Coja el periódico, ábralo por el horóscopo y pida a sus parientes, uno a uno, que le digan cuál es su signo. Luego, lea a cada uno una predicción que no corresponda a su signo: a Aries la de Tauro, a Capricornio la de Leo… Ya verá como nadie se queja. Que se sepa, tampoco nadie lo ha hecho cuando en un periódico o revista se ha repetido una columna astrológica o las predicciones las han inventado los redactores.

El libro

Rarología (2007): Richard Wiseman investiga científicamente extravagancias como la creencia en la astrología y los fantasmas, y la diferencia entre una sonrisa sincera y una falsa.

Reportaje publicado en el diario El Correo y en Magonia el 25 de agosto de 2008.