
El portavoz de la jerarquía eclesiástica española sostiene, según he comprobado después en el correspondiente teletipo de Efe, que las posiciones de Soria «no son compartidas por el mundo de la ciencia». ¡Mentira!Las posiciones científicas polémicas -para la Iglesia- del actual ministro de Sanidad son las que se refieren a la experimentación con células madre embrionarias y, ahí, el consenso científico es casi total: hay que usarlas para investigar con ellas. El consenso no es total porque algunos científicos católicos -una minoría ultraconservadora- se oponen a esa práctica por razones exclusivamente religiosas. Martínez Camino no ha dicho la verdad. Y para añadir más confusión al guiso ha sentenciado: «La ciencia sin conciencia no es ciencia». ¿Y quién dice que la única conciencia válida es la regida por los principios dictados desde el Vaticano?
Ya está bien de mentir y confundir a la ciudadanía. Soria es un científico de prestigio que no tiene pelos en la lengua y eso puede molestar a algunos, pero su posición respecto a la investigación con embriones es compartida por la mayoría de la comunidad científica y por gran parte de sus conciudadanos, por gente cristiana y gente con otros principios éticos diferentes, que los hay y los ha habido siempre. ¿O es que carecen de ética todos los seres humanos que vivieron antes de la creación de la religión cristiana y los que profesan hoy otras creencias o ninguna?