¿Informaría la Prensa seria del hallazgo, seguro al 99,9%, de la cesta de Caperucita Roja?

El arca de Noé, en una litografía publicada por Currier & Ives en 1868–78. Imagen: Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.
El arca de Noé, en una litografía publicada por Currier & Ives en 1868–78. Imagen: Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.

Un grupo de exploradores asegura haber descubierto el Arca de Noé en el monte Ararat, Turquía. La agencia Efe ha informado del hallazgo, y varios diarios españoles se han hecho eco de él en sus ediciones digitales, según me han alertado César Noragueda y Arturo Rodríguez. «Supongo que lo próximo será encontrar la zarza ardiente de Yahvé», ironiza el primero. No es ninguna exageración. Que a estas alturas a medios serios les cuelen como noticia la enésima patraña sobre el Arca de Noé demuestra que todavía hay periodistas que creen que la Biblia es un libro de historia o, lo que es lo mismo, que no tienen ni idea de Historia.

«No es 100% seguro que sea el Arca, pero sí pensamos que lo es al 99,9%. La estructura del barco tiene muchos compartimentos que pueden ser los espacios en los que se ubicaron los animales», ha dicho Yeung Wing-Cheung, documentalista chino y uno de los miembros del grupo. La estructura de madera, ha explicado, se encuentra a unos 4.000 metros de altura cerca de la frontera con Irán y tiene una antigüedad de unos 4.800 años. Según Efe, los autores del hallazgo han pedido al Gobierno turco que proteja la zona para empezar los trabajos arqueológicos y pedirá a la Unesco que declare la región Patrimonio de la Humanidad.

Tanto la agencia de noticias como los medios españoles que han rebotado el despacho se olvidan de detalles como que la expedición está patrocinada por el grupo evangelista Noah’s Ark Ministries International -extremo del que sí advierte a sus lectores AFP- y, lo que es mucho más importante, de que el Diluvio Universal es una ficción, que nunca el agua cubrió toda la Tierra ni existió un hombre llamado Noé que salvó a la Humanidad de la extinción, como cuenta el Génesis. Ni la geología tiene la menor prueba de algo parecido a esa gran inundación ni ningún historiador considera el Antiguo Testamento un libro de historia. Lo siento: Adán y Eva no existieron; y Noé y el Arca tampoco.

Por todo esto, no sólo estoy seguro al 100% -renuncio al 0,1% de falsa modestia- de que los restos que hoy nos venden como del Arca de Noé no son tales, sino que además no descarto que algún día algún medio nos informe del descubrimiento, con una seguridad del 99,9%, de la cesta de Caperucita Roja, el Anillo Único o la nave en la que el bebé Superman llegó de Krypton.

Nota publicada en Magonia el 27 de abril de 2010.


Publicado

en

, , ,

por